Lo que le faltaba a Hannibal para completar su performance grotesca. Además de montar un circo de clausuras para atenuar culpas y simular una reacción que no convence ni a sus hijos y menos a su pícara abuelita, ahora agrega a su prontuario un pesado símbolo: el que se ordena en torno a un cuerpo desaparecido. ¿Qué inventará para reponer el cuerpo traspapelado? En una vuelta de tuerca a la tragedia clásica, hay un padre que creyó sepultar a su hijo, ahora debe retirarlo de su tumba, traspasarlo a otra familia, y enfrentarse a un dilema que el rito de la sepultura había resuelto: ¿dónde yace la identidad de un hijo muerto? Una hebra del pasado argentino dilatándose en el presente.
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