jueves, marzo 08, 2007

Tanta noche

Lo primero que salta a la vista al leer Tantas noches como sean necesarias * de Ricardo Romero (1976) -también autor de la novela Ninguna parte (03)- es la fina construcción de personajes sonámbulos y desolados. Un exbásquetbolista yanqui sobrevive como taxi boy en Buenos Aires. Un sereno despedido usurpa un galpón en Barracas y se dedica a cazar murciélagos. Un motín en un hospicio por momentos resume viñetas de la vida cotidiana. Dos payasos perdidos se encuentran donde los basurales indican el peligroso fin de la ciudad. “Mis personajes saben que el destino del 90% de los hombres es el simulacro, un instante de verdad (con suerte) y su repetición para toda la vida. En todos los cuentos esa noche que no termina es un simulacro, una eventualidad del paisaje.” Romero, además dirigir la revista literaria Oliverio, es impulsor del proyecto de nueva narrativa Laura Palmer no ha muerto –cuyo próximo título, Igor de Federico Levin, está previsto para estas semanas–. Sus ficciones esconden ricas filiaciones con los “vagabundos de Conti”, con el “mundo atroz y festivo de Moyano”, con la nostalgia de “Alice de Tom Waits” o con “No More Shall We Part de Nick Cave”. Lo que sigue ahora en la vida de este escritor afincado en Buenos Aires desde el 2003, es “una novela coral, que transcurre en Paraná, donde nací. Tiene un marco policial de la misma manera que los cuentos tienen un marco fantástico.” Publicada en Los Inrockuptibles marzo.