viernes, abril 29, 2005

Malos trazos

Tantos comienzos... Como en una película, todos los comienzos son posibles: la imagen soporta el núcleo perceptivo de un público ansioso. Por eso en el cine los comienzos siempre se olvidan. Pensamos que hablar del amor, en principio, consiste en descifrar o transferir la pasión de otro humano. Pensamos que para hablar del amor necesitamos la primera persona del plural. Pensamos en un final. Si la literatura se hiciera desoyendo el imperativo de un final, todo sería distinto, y este sería el comienzo de una novela. Pero hablar del amor es el problema mayor de la literatura: en cuanto es nombrado, se esfuman sus cualidades.
Entonces la alternativa es hablar de los hombres y alejarse de las experiencias propias.
Un pareja memoriza formas al mirarse. Percibir al otro los obliga a aceptar una lengua cubista, una geometría en la cual líneas y claroscuros se fugan hacia adentro.
Algunos libros suplen la fantasía de la libertad. Mopi decide amar a otra mujer recién cuando acepta la posibilidad de volverse niño a través de ella. A la vez, esa posibilidad lo aturde: descubre las aristas del monstruo. Ya que cuando lee prefiere personajes abandonados -traicionados menos por una mujer que por la memoria- como los que habitan las novelas de Juan José Becerra, sabe cuál es su futuro. Santo, Rosales, Castellanos...

miércoles, abril 27, 2005

(I)barra sin sesos

Los problemas que acarrea postear en un ciber no se reducen al filtro estúpido que los inspectores de Ibarra han hecho instalar en todas PC -es casi imposible visitar un blog, ya que están catalogados como páginas potencialmente pornográficas, excepto salonmati.blogspot.com-... En la mayoría de estos equipos destartalados el administrador no reconoce la (I)barra de herramientas para alinear un párrafo o linkear.

Pero del lucrativo Ibarra mejor no hablar más... Siempre a destiempo, ha promovido cantidad de leyes ineficientes para complicarle la vida al ciudadano... Falta que promulgue una nueva ley absurda para que los colectivos no circulen de noche -se reducirían los accidentes de tránsito en un dos por ciento- y sólo quienes tengan auto o gocen de un buen peculio, tengan posibilidades de llegar, por ejemplo, a San Telmo o Palermo para beber con amistades en un bar siempre a punto de ser clausurado... Las leyes de Ibarra tienen una innegable calidad represiva y no difieren mucho de las fantasías gastronómicas de Fidel (ver salón mati, no puedo linkear -considero que en este momento Ibarra es el responsable de todos mis males y me retiro-.)

martes, abril 26, 2005

tesoros de la mudanza

Al desembalar las cajas, me encuentro con libros que consideraba perdidos, libros que no recordaba, libros que regalaré pronto... En fin páginas inconmensurables que el contacto cotiadiano con una biblioteca fue fosilizando. Desenterrados los libros, reconfiguro el orden: se me ocurre que en mi distraido modo de conducirme en el mundo, pueden ser una cartografìa para, al menos, desalienar la ilusión de la memoria. Una tentación mínima pero halagadora. Quienes aman no son los hombres memoriosos si no los que ponen en el olvido una potencia, un espejismo concentrado. De cualquier manera pienso que todos, cada dos años -yo estuve cinco años sin husmear los estantes altos o en las hileras dobles-, debemos deshacer nuestras bibliotecas y reconfigurarlas: los criterios autoinclusivos son muchos -lengua, género, nacionalidad, etc...- y siempre habrá un modo de reinventar una nueva pasión para descifrar ese cuerpo privado que se espeja en una biblioteca.

domingo, abril 24, 2005

Conclusión

Finalmente logré mudarme y finalicé las reformas de la casa... Después cargar sacos de ropa, chirimbolos, adornos futuristas y cuadros y vinos dudosos con los que algunos amigos me agasajan, hoy noto en un despertar helado -el perjuicio de un patio descubierto- que hace dos días no posteo nada ni chequeo el mail. Súbitamente, postear algo al menos insignificante se ha transformado en parte de mis hábitos primarios, y lo que empecé por curiosidad es ahora una necesidad grata: biológica.
En esta nueva casa, deberé retomar una costumbre que tenía en mi anterior hogar de Congreso -aunque entonces no hacía un blog-: ir a cibers y enfrentarme a computadoras y teclados inoperantes como este... Hasta tanto no cambie la PC prehistórico futurista y me "afilie" luego a algún servidor...

viernes, abril 22, 2005

Las nubes

The wayward cloud, de Tsai Ming Liang es, entre las películas que vi en el festival, lo mejor. Más allá de que Liang alcanza en cada película una propuesta estética que se interconecta con sus films anteriores -en este caso con The Hole y What time is it there-, The wayward (...) transpone intacto el escenario de ese Taiwan hiperurbano a un tiempo utópico, descalibrado, en el que la escasez de agua infiltra en el género humano dosis animales de autosuficiencia. Sumidos más en una cadena percusiva de ruidos que en las probabilidades de una lengua -esta imposibilidad es la imposibilidad de amar y el fantasma de una sed perpetua-, un hombre y una mujer transitan en distintas secuencias las escaleras de un monoblock. Ella se recluye en su cuarto a mimar sus sandías, ya que el Estado recomienda paliar el encarecimiento del agua con ésta fruta baratísima. Él, en el departamento de arriba, despliega performances pornográficas -hay una actriz y un equipo de filmación- que, bajo el signo de aridez, bordean el nonsense. Aunque no podría decir que es mi película preferida de Liang ya que pasaron unas horas desde que la vi, sí puedo arriesgar lo sigueinte: esa metafísica opresiva que atraviesa las escenas y los rostros, ésta vez es tan alegórica y tan cómica en ese estado de cosas utópico, que por fin la angustia cobra una forma terminante. Y el espectador sale un poco más aliviado...
Samoa no resultó tan extraordinaria como la recordaba. Creo que la película hace una apuesta rítmica, las imágenes en super ocho se suceden a una velocidad sublime que, en la primer versión, cuando el film tenía música electrónica abstracta, abría atmósferas y solucianaba en el sonido la pérdida de sentido que acarrea cualquier velocidad uniforme y cualquier renuncia a la narración. Ernesto se inclinó por música de tablas y cantos devocionales hindúes, y transformó lo que era un montaje visionario en una visión mística con la que podemos disentir. Hizo otro film... También novedoso, sobre todo en contraste con las películas rudimentarias -más en el guión que en lo técnico- de Kazajistán, Armenia y Turkmenistán que, un poco por curiosidad y otro poco por no haber sacado ninguna entrada anticipada, terminé viendo en un festival que parece menos interesante que los anteriores.
Como en sus más recientes films, en Notre Music Godard, a partir de una suma de lugares comunes y citas ejemplares destinadas a despertar a la juventud y a la pequeña burguesía, logra hacer, gracias a una cámara y a su genio narrativo, otra excelente película con los recursos de la ficción documental. Eso sí, ver a Monsieur Goytisolo declamando poemas entre las ruinas Sarajevo fue demasiado...

jueves, abril 21, 2005

Rat(i)

Empiezan a barajarse los primeros vaticinios. Mr. Brauer no sólo enseñará el idioma del Papa y será readmitido en el Lenguas. Gracias a su condición excepcional de sietemesino -Ratzinger nació a los tres meses por cesárea, debido al desarrollo acelerado de sus extremedides, y por vergüenza fue conservado hasta los siete en el baúl de un padre nacionalsocialista-, será ungido por Bergoglio, y pasará a formar parte del cónclave de traductores que asesorará al Papa en sus excursiones por Latinoamérica. En diálogos privados con el inquisidor Benedicto XVI, Martincho aprovechará para difamar a su pater hegeliano, a linkillo, a Piro, a Jimena, a conejillo, en fin, a todos los que en algún momento le prestaron oídos y le tendieron una mano en el camino a una fama no justamente literaria. Benedicto por su parte reinará cinco años y medio. Cosa rara en un Papa senil, pero morirá de una embolia cerebral en medio de una noche ardorosa. Horas después de su muerte, mientras expertos lo embalsaman, se hablará de la salud delicada del Papa y sacarán a un balcón una marioneta experta en liturgias evanescentes. Para entonces, el SIDA, por obra del Sumo pontifice, se habrá triplicado en Africa y Latinoamerica. La población en Asia se habrá duplicado. Y los ingresos del Vatinaco, naturalmente, se habrán cuadriplicado, y se habrán inaugurado sedes y museos de Arte Contemporáneo Sacro -obras vinculadas a instrumentos de tortura medievales-, en Washington, en Irak y en Tel Aviv.

lunes, abril 18, 2005

Chris y Frank

Chats Perchés es otra de las inclasificables películas de Chris Marker. Especie de documental en la que se ficcionaliza la realidad de la ficción -la presencia repentina de una imagen, un gato extensil que aparece en el metro, en una azotea, en un árbol a orillas del Sena, y poco a poco toma París-. El film, desde la ficción de un ojo ominisciente -a través de la repetición gatuna el sentido de la ficción se transporta hacia la serenidad conceptual de un documental-, atraviesa acontecimiento políticos que movilizaron a la sociedad parisina. No por casualidad, la mayor parte de las imágenes fuereon obetenidas en manifestaciones en contra de la discriminación, en contra de Le Pen, en contra de la guerra... Marker es un increíble cazador de imágenes urbanas. En collages atípicos, con un humor agrio, retrata con recursos mínimos el momento en el que una sociedad halla su simbiosis simbólica. En este caso, esa simbiosis es imaginaria, contrario a lo que postulaba en uno de sus primeros documentales sobre el Japón teconologizado, y acá reside la originalidad burlesca de su "documental": en postular la imagen de un gato voyeur como símbolo de ascesis en una sociedad que ha perdido orientación en el consumismo.
Candy Mountain de Robert Frank no dejó de resultarme una película simpática, atractiva y esteticamente demode. Ligado a los beatnicks, y sobre todo a Jack Kerouac, Frank logra quizás una de las road movies menos convencionales que he visto. Mucho más literaria y grotesca que Thelma and Louis, el film se arriesga a invertir el mito americano. A medida que avanza en su camino, el protagonista, que busca, por encargo de un famoso músico -protagonizado por Tom Waits- a Elmore Silk -un mítico fabricante de guitarras que eligió el anonimato en vez de la fortuna-, se enfrenta a todo tipo de escollos kafkianos. La América de Frank se parece más a la de Kafka que a la de las libertades republicanas. La América profunda es un reino opresivo y demencial, poblado de pequeños estafadores, desocupados, tullidos que maltratan a sus mujeres, padres e hijos que conviven en pueblos fantasmas y se consideran jueces, todo tipo de bebedores y fracasados que son, en el fondo, como en Faulkner, cuerpos dañados por una historia olvidada detrás de la unión de estados . El protagonista, un joven algo estúpido, termina en Canadá, y a esa altura del film, desfigurado por tantas pesadillas terrenales, doblegado el pathos por ese país oculto, se parece más el agrimensor de El castillo que al chico bonito que intenta abrirse camino en el mundo de la música. En el confín de Canadá, en medio de lagos y paisajes espectrales, da con Elmore Silk. Pero llega tarde. La selecta industria japonesa se le ha adelantado y ha tentado a Elmore. Como es de suponer, Elmore, que no ha querido pactar con el capitalismo yanqui pero sí con el más distinguido mercano nipón, se ha transformado en un mujeriego y en un bebedor empedernido: uno de esos hombres a los que el secreto perfecto de su arte los ha arruinado y los ha confinado en la sabiduría incomunicable que da el bourbon y las mujeres.

domingo, abril 17, 2005

Soñadores

En la sección Cultura-espectáculos del Página 12 de hoy, aparecen entrevistas a tres directores que compiten en el festival. En la versión on line, la nota "Soñadores en busca de imágenes interiores" aparece incompleta, y los dichos de Ernesto Baca no pueden leerse... Entre otras cosas, coincide con linkillo: el fenómeno de cine independiente argentino también adquiere algunas características de cliché, al repetir temáticas y estéticas. La nota de Mariano Blejman sigue... "Algunos sugieren que Samoa es para ver a altas horas de la noche, en condiciones muy particulares de ánimo y lucidez. Es cierto que la película condiciona por su estructura, pero también los niños pueden verla y la pueden entender. El resto es un prejuicio desde lo narrativo, contesta Ernesto. Y la nota sigue: "Para Baca, su cine sigue un modelo bressoniano donde el discurso no tiene que ver con la descripción sino que es una especie de alineamiento transversal. La imagen tiene un relato más poético, que produce la misma resonancia, el mismo efecto. La idea de Baca es rescatar lo instantáneo, esa imagen fresca que surge sin la necesidad de maquillar a los actores, una total despreocupación sobre ese salvajismo, que juega a favor de la historia. Porque Samoa es un viaje a ese lugar que todos soñamos."

El vientre convexo

A pesar de corroborar, como otras veces, que mis esporádicos comentarios envejecen en el marco del vetusto matutino, linkeo la recién venida: la que escribí sobre la muy recomendable primera novela de Daniel Muxica -aunque en la versión final no se note y no quede claro, si no fuera por esta declaración, que la novela me gustó tanto tanto...

sábado, abril 16, 2005

Un blog con futuro

Desde la roja Asunción

kurupi.blogspot.com

"Por fin a cargo de la triple impostura cometida por los exégetas Montserrat Alvarez, Lito Pessolani y Cristino Bogado."

Este blog es un advenimiento inesperado y -después de sólo cuatro posts- un blog de hipnóticos resultados.

viernes, abril 15, 2005

Oído en el Cantón

"Quizás las personas más sospechosas y admirables sean las que, estando preparadas para amar animales, renuncian a esa ventaja."
Hui Xian Tong

jueves, abril 14, 2005

Dialogías

Zizek, pronto a transformarse en opinólogo y abandonar su papel de sumo sacerdote lacaneano para señoras analfabetas con ruleros de la Escuela lacadeada argentina, aplica el esquema de su celebre libro El sublime objeto de la ideología a cuánto síntoma capitalista se le represente como caso y, por ende, objeto de demostración de sus propias teorías -y no a la inversa-. Es que al parecer en él la producción de ideas se ha suspendido, y Linkillo lo discierne en esta notable intervención.

martes, abril 12, 2005

Mujeres que sueñan mujeres

Quién desee encontrar en este nuevo Bafici un cine totalizador, sin diálogos y con un lenguaje narrativo desvinculado de ese nuevo cine argentino maquillado para festivales europeos, Samoa es la opción. El director es Ernesto Baca, cuyo primer largometraje, atípico tanto en el montaje como en las fulguraciones narrativas, fue mirado con desconfianza hasta que Cozarinsky lo presentó generosamente en Centro Cultural Rojas.
Ernesto hasta hace poco le alquilaba un cuarto a un amigo, en parque Lezama, y consciente de las políticas culturalosas que había tenido anteriormente el festival en la selección de competencia, no tenía muchas expectativas respecto a su nuevo largo. Samoa no tiene guión; a partir de una idea de Ernesto, un pequeño equipo capturó imágenes imposibles que, sospecho, sólo un genio puede detectar y desviar hacia zonas visionarias. Luego Ernesto, en su cuarto -aunque parezca inverosímil, esto todavía se hace cuando el presupuesto es cero- cortó pacientemente los negativos y fue moldeando el film en la moviola durante meses. Cuando un día trasladó el cañón al comedor de mi amigo, proyectó la mitad de la película para tres personas y comentó que unos conocidos estaban componiendo una música bastante experimental. La historia mínima -todo el argumento necesario para un director de una sensibilidad excepcional- era la siguiente: una mujer soñando a otra mujer. O una mujer soñando su otra mitad... La mitad proyectada duraba alrededor de cuarenta minutos. La segunda mitad, ya que se trata de dos mujeres -la soñante y la soñada- era la inversión de la primera mitad. La palabra Samoa portaba el exotismo justo para la película, para sus espacios sobrenaturales, por lo cual así quedó bautizado el segundo largometraje de Ernesto Baca.
Estoy seguro que la totalidad del film, su estrucutra espejada, deparan un gran trip para devotos del arte contemporáneo y un gran tedio para cinéfilos profesionales. La estética del film era preciocista y veloz, con una gramática fronteriza con el cine fantasmagórico Stan Brakhage y, en alguna medida, en el modo de costear y borrar los espacios reales, con los primeros cortometrajes de Jonas Mekas.
Lo cierto es que dos meses después de esta proyección, le llegó la gran noticia. Los nuevos organizadores del festival querían pasar la película a fílmico. Poco después, le confirmaron que entraba no en la competencia nacional, si no en la internacional. En buena hora...

Bonsai

Ayer el curso de mi monólogo interior giró entorno a la naturaleza enanoidal... Una amiga me invitó al teatro a ver Lady Macbeth. No tengo muchas palabras al respecto. Postrado ante una escenografía minimalista, tenía la impresión aliviante de que si realmente me decidía a estar ahí -y no a estar ausente en una fotografía que temporalizaba a siete liliputienses- me sentiría ante una obra sublime y declamada. Desde luego, esa obra exigía demasiado de mí, un espectador poco confiado en el sentido de las declamaciones y, en general, en el teatro parlamentado (aunque acá saltaba a la vista el gran oficio de Griselda Gambaro), y demasiado concentrado en la piel contingua de mi anfitriona. Fue ella la que más tarde, mientras comíamos, postuló la teoría de que los enanos no podían reproducirse, no porque a las enanas les estallara la panza como en principio yo supuse, si no por una cuestión genética. Luego me refirió una anécdota que, de tan feliz, redimió a mis enanos y los devolvió al olvido. Su madre había tenido un amigo de estatura normal que se había enamorado de una enana y se había casado. Hasta entonces yo creía que para los enanos la opción era el celibato, casarse entre sí, o inventarse una fantasía de galanes -como le ocurre al tierno personaje de Freaks-. El caso me resultó inexplicable hasta que ella me reveló lo más interesente del asunto: el padre del amigo en cuestión había sido un destacado "diseñador internacional" de bonsais. La manía paterna, heredada sin su referente, había recortado el mundo.

lunes, abril 11, 2005

Manos negativas

Una nueva contribución de Luciano Cescut para el blog. Acá, una traducción de un poema de Marguerite Duras, Las manos negativas. Y una dosis mínima de su inminente libro de cuentos, pronto a trasmutarse a través de las Viterbo.

Roland Garron

Mi compañero de faena Martín Brauer, ante la repentina inoperancia de su anterior blog -al parecer fue hackeado por celos-, ha tomado medidas provisorias para seguir posteando sus textos mordaces: la inmediata creación de un nuevo blogg

domingo, abril 10, 2005

Liliputs

Acá subyace el alimento de una futura novela histórica. El doctor Mengele y los siete enanitos. La foto que acompaña la nota es capaz de hacer entrar en trance a más de uno. Sé que una crónica de este tipo -que además ya se escribió en inglés-, se me iría de las manos: mi pasión por los enanos, que desbordó cuando vi "También los enanos empezaron pequeños" de Herzog, se reaviva ahora en el pasado heroico y doloroso de la compañía Liliput.

sábado, abril 09, 2005

Auxilio técnico

Mr Brauer está en problemas. Desde hace cuatro días no puede postear nada en su blog y los inéditos que esperar ver la luz se acumulan a un ritmo vertiginoso. Por deficiencias repentinas en la configuración, todas las letras salen torcidas y el administrador no las reconoce. Cada vez que intenta publicar, aparece el siguiente anuncio : Se han producido errores. 006 Please contact Blogger Support.blog/17/13/9/heildegger/index.html . Si algún experto lee este post, por favor pongase en contacto con la dirección electrónica que aparece en su blog.

Animo restante

Tiene la fantasía de que en una sóla noche va a encontrar el comienzo de una nueva novela. Con el inicio, el resto vendrá solo.... En realidad a veces le parece que elucidar esa piedra de toque es su drama de novelista. Las cosas después andan solas. Siempre le ha ocurrido así. Puede tener ese primer capítulo de quince páginas y esperar semanas y repensar estructuras y personajes. Pero no puede esperar meses sin nada. Se pregunta cómo conseguir que ese primer capítulo descienda y soporte, como en una pirámide invertida, a los restantes. Si lee, la frustración es mayor. Entonces se acorrala en una espera nada demandante: la que proviene del cine. Sospecha que del cine obtendrá un argumento que la literatura, en la mediación intimosa de la lectura, le escatima a los escritores malintencionados.

viernes, abril 08, 2005

Ensayo sobre la ceguera o la ausencia de ideas en veinte minutos y con faltas de todo tipo tras tres días sin postear nada

Hoy no he podido salir de la cama. De inmediato reconocí lo que venía descifrando en mi cuerpo: mis piernas poco a poco se paralizaban. Contaré un poco quién soy.

Según decía mamá, soy una replica en miniatura de un padre al que nunca conocí. Cuando mujeres anónimas me llaman para escuchar mi voz y tengo que limitar las expectivas dando cuenta de mi tamaño, inmediatamente me remito a lo que los médicos llaman atrofia "en el desarrollo motriz y muscular". Me definen como liliputiense. El mote me halaga. Pero la palabra, a la hora de concertar una cita, no despierta tantos entusiasmos como el quilate viril de mi timbre. "Me reconocerás porque mido un metro y veinte" explico a fin de prevenir decepciones. Menos para descubrir qué hay detrás de una voz tan pulida que para comprobar que no les estoy gastando una broma, algunas pocas acceden a verme en "Las violetas". Entre estas, unas pocas, por caridad, me acogen en su lecho y me miman.

En realidad hablo en presente sólo por nostalgia. Después de todo, las cosas cambiaron, soy un enano viejo, y lo pertinente, para referir la dicha, sería usar los tiempos pretéritos que tanto aprecian esos otros enanos de mala laya, los poetas. Me explicaré... Desde niño mi madre percibió en la ventaja de mi voz una compensación divina por mi desgraciado desarrollo físico. Para educar mi pronunciación y calibrar mi timbre, me puso en manos de los expertos más prestigiosos. A los trece años se me planteó la disyuntiva: ser locutor en la radio o cantante de ópera. Como ésta última profesión, al exponerme en toda mi naturaleza, más que preparar futuros accesos carnales los anulaba de por vida, preferí la radio. A los veinte años ya era una estrella del radioteatro. Ya había pulido en la fantasía de mis oyentes femeninas un cuerpo exultante de fonemas. Por ese entonces comenzaron los llamados. Deseaba deshacer mis votos de castidad, y ordené al productor que diera mi teléfono privado a cuánta dama lo pidiera. Mamá, por ese entonces había muerto, y sólo lamenté que no hubiera llegado a presenciar mi irresistible ascenso.

Persuadido de que el hábito de la fornicación era el antídoto milagroso que me haría crecer, concerté una cita tras otra. Mi pequeña apariencia evaporaba enseguida el espejismo crecido en mi voz. Como si mi don proviniera de una grabación apócrifa, y mi única naturaleza fuera la de mi tamaño, me transformaba no sólo en un liliputiense -si fuera posible transformarse en lo que uno es- si no en un monstruo de tocador, un Budha desfigurado. Después de sucesivos fracasos, tomé la decisión de poner bajo aviso a las interesadas y dejar en manos de ellas la deleintante decisión de citarse con un liliputiense. Así, después de un tiempo, los primeros éxitosos amorosos, menos por voluntad mía -soy muy tímido en estas cuestiones- que por la presión de ciertos espíritus femeninos perversos, perdí la virginidad, y llegué a tener, en mis mejores momentos, después de años, dos amantes simultáneas.

A pesar de todo, no crecí. La edad me fue encorvando y mi medulosa caja toráxica se angostó. La articulación de las rodillas -acá me remito a la sabiduría médica- sufrió una calcificación gradual, de modo que en principio perdí flexibilidad en las piernas, y al poco atractivo de mi estatura y mi edad avanzada, se sumó la dificultad para caminar. El timbre se fue opacando, aunque supongo que el espejo de sensualidad quedará intacto en esta, la primera grabación de la serie "diarios sonoros desde la alcoba"... Mi veteado esceptismo proviene de un solo hecho. Hoy no he podido salir de la cama. Hoy me he transfigurado de manera absoluta: soy ya un tullido hecho y derecho, y debo inventar un nuevo destino para mi pasado. Eso, tan sólo es olvidar. Velar una naturaleza humana y reponer su envés en un surco idéntico. Quizás un tullido despierte un amor distinto al que, en todas las mujeres, despertó el héroe, el liliputiense de tonada viril. Espero que estas grabaciones, cuando ya no exista, me deparen jolgorios: el amor del futuro.

martes, abril 05, 2005

Androides

Por fin logré linkear Androides que sueñan en la columna de blogs... La codificación de esa ñ, que a más de uno, en su momento, según me escribieron, le colgó el navegador, hoy ha sido resuelta.

lunes, abril 04, 2005

El proceso

La situación procesal de Mr. Brauer en el Lenguas Vivas se agrava. No sólo rezaremos por él: organizaremos una solicitada para que burócratas y profesoras-vedette dejen de hostigarlo por mail y lo admitan al menos como alumno oyente.

domingo, abril 03, 2005

Los muertos

Con la muerte del Papa puede discernirse claramente el grado de demagogia y de creatividad permitida en cada medio gráfico.Clarín titula "Adiós al peregrino". La Nación y El Mercurio, que tienen el mismo diseño web intransitable e incómodo, van a lo obvio: "Murió el Papa". Es decir, el muerto está muerto. Toda una política en la confección de titulares para despedir a uno de los muertos más redituables de la historia. Previsiblemente sólo Página 12 muestra al ¨Papa de espaldas y titula, con un alivio implícito: "Fin de época". La Prensa, desactualizada, en cambio, títula en su rudimentario portal: "Angustia mundial. El Papa atraviesa horas críticas al agravarse su estado de salud." La jornada de México, con una malicia destacable, versa: "Terminó suplicio de Wojtyla".

sábado, abril 02, 2005

Doblete

No sólo el Papa derrapó. A muchos nos venía extrañando que uno de los exponentes más siniestros de la política argentina siguiera vivo. Sospechábamos que Alvarito, en estado larvario y en franco proceso de miniaturiazación, sobrevivía conectado a una incubadora en la cuna que, casi cien años atrás, lo vio nacer. Naturalmente, sus exequias, más allá de que queden veladas por la pompa de cristianos fervorosos que -como acabo de ver en Crónica T.V- lloran lágrimas de sangre y hasta abandonan sus mascotas en la calle para correr a misa, pasarán desapercibidas. Nadie extrañará al Chancho Alsogay, nadie extrañará a Wojtyla -en veinte días habrá otro, igual pero más joven y quizás menos paliducho, porque la Historia demanda un hombre en el contorno de esa investidura para sellar los huecos de la demagogia occidental-. Apuesto a que el noventa y nueve por ciento de los católicos y cristianos no recordará ni el apellido real del Juan Pablo II. El precio de la impostura es el olvido instantáneo, y así celebramos sendos decesos: dos jercarcas de la manipulación política y mediática dejan de fraguar el presente de la ingenua memoria colectiva; después del pertinente show mediático, como cualquier hijo de vecino, dos hermanos en la distancia poblarán el olvido.

viernes, abril 01, 2005

La pérdida del reino

A propósito de las agonías mediáticas, Salon Mati redondea un pertrecho de lucidez: "En las vicisitudes metabólicas de Terri Schiavo y de Juan Pablo II, los católicos encuentran un reino fértil para la extorsión." (sigue acá)

Infiernillo de izquierda

Servilletas, ingenuidad vanguardista, mafias pichuleras y matones culturales. La perspectiva privilegiada de Quintín. Y el antídoto también privilegiado de Genovese.

Izquierdas