Tiene la fantasía de que en una sóla noche va a encontrar el comienzo de una nueva novela. Con el inicio, el resto vendrá solo.... En realidad a veces le parece que elucidar esa piedra de toque es su drama de novelista. Las cosas después andan solas. Siempre le ha ocurrido así. Puede tener ese primer capítulo de quince páginas y esperar semanas y repensar estructuras y personajes. Pero no puede esperar meses sin nada. Se pregunta cómo conseguir que ese primer capítulo descienda y soporte, como en una pirámide invertida, a los restantes. Si lee, la frustración es mayor. Entonces se acorrala en una espera nada demandante: la que proviene del cine. Sospecha que del cine obtendrá un argumento que la literatura, en la mediación intimosa de la lectura, le escatima a los escritores malintencionados.
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