Empiezan a barajarse los primeros vaticinios. Mr. Brauer no sólo enseñará el idioma del Papa y será readmitido en el Lenguas. Gracias a su condición excepcional de sietemesino -Ratzinger nació a los tres meses por cesárea, debido al desarrollo acelerado de sus extremedides, y por vergüenza fue conservado hasta los siete en el baúl de un padre nacionalsocialista-, será ungido por Bergoglio, y pasará a formar parte del cónclave de traductores que asesorará al Papa en sus excursiones por Latinoamérica. En diálogos privados con el inquisidor Benedicto XVI, Martincho aprovechará para difamar a su pater hegeliano, a linkillo, a Piro, a Jimena, a conejillo, en fin, a todos los que en algún momento le prestaron oídos y le tendieron una mano en el camino a una fama no justamente literaria. Benedicto por su parte reinará cinco años y medio. Cosa rara en un Papa senil, pero morirá de una embolia cerebral en medio de una noche ardorosa. Horas después de su muerte, mientras expertos lo embalsaman, se hablará de la salud delicada del Papa y sacarán a un balcón una marioneta experta en liturgias evanescentes. Para entonces, el SIDA, por obra del Sumo pontifice, se habrá triplicado en Africa y Latinoamerica. La población en Asia se habrá duplicado. Y los ingresos del Vatinaco, naturalmente, se habrán cuadriplicado, y se habrán inaugurado sedes y museos de Arte Contemporáneo Sacro -obras vinculadas a instrumentos de tortura medievales-, en Washington, en Irak y en Tel Aviv.
1 comentario:
los escándalos que salpican al Sumo Pontífice merecen exsplasharse al respecto aunque muchos salten como leche hervida al ver que los pedófilos judíos carecemos de sagrada capilla
el unico monumento escultural es la señora Lot, ya que se nos prohibe la iconografía, ella será la muda testigo del fetiche sodomita que hay que dejar bien atrás, lamiendo la sal de una vez que ya me está doliendo
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