jueves, junio 30, 2005

Muestra muy recomendable de amigo

Animales
Un infierno ambiguo. Maquillado. Sólo un rasgo... que levemente nos empuja.
Sábado 2 de Julio, 19 hs. Perú 1676, Ciudad de Buenos Aires.

Andrés Pasinovich presenta tres instalaciones en la casa - taller del artista Hugo Bonamin. Los trabajos, realizados con pieles de animales, habitan una zona indefinida. Lo orgánico está presentado, y a la vez oculto detrás de la representación... del relato. Este cruce genera un dinámica en donde las capas de significación se suceden y contradicen. La obra contrapone, enfrenta sensaciones que quedan sin absorber.

El santo argentino

Ya hay milagros demostrados. En carrera frenética con el difunto Papa, Nielsen va rumbo a la canonización. ¿Se atreverá el pediatra Pekerman a visitarlo antes del mundial con su guardería de futbolistas?

miércoles, junio 29, 2005

Consideraciones acerca de una mala jornada deportiva

Por consejo de un escritor admirado, intento adoptar un nuevo hábito y madrugar... Él me ha insinuado que si uno se despierta a las siete de la mañana corre con ventajas y tiene más posiblidades de escribir una buena novela. Lo intento. Pero el madrugón se me vuelve contraproducente, me transformo en una piltrafa que avanza aturdida por un Buenos Aires cerrado, sin amanecer. A las nueve de la mañana empiezo a dormitar en un bar de Boedo y Carlos Calvos, frente a una pantalla en la que se televisan en directo los partidos de cuartos de final de Wimbledon. Mientras leo el diario, sigo los vaivenes de Federer-Gonzalez. Me alivia no sentir mi propio cansancio: ese es el efecto inmediato que en el espectador produce el deporte de los otros. Más tarde estudio el pésimo partido de Nalbandian-Johansson. Los latinoamericanos perdieron. Gonzalez jugó bastante bien; Nalbandian, en cambio, tiró todas las pelotas afuera o las dejó en la red, como si jugará en una cancha de ping-pong, y además cada vez que le tocó servir tiró masitas inaceptables, sobre todo para un deportista tan fornido...
Por la tarde, para seguir dormitando y no ir contra el bacilo infanto-senil que me produjo el madrugón, acepté ver un partido. Hace muchísmos años dejé de ver fútbol. Aunque en realidad hace muchísmos años dejé de tener tele, y lo primero se debe a lo segundo... A veces me tiento con algún Argentina-Brasil. No me entristece particularme que la selección pierda con un equipo tan superior. Conozco a pocos jugadores -sólo recuerdo a algunos dinosaurios de la "era" Bielsa, como Zanetti, y reconozco a algunos buenos mariscales como Riquelme y Aimar-; todos me parecen actores que corren detrás una pelota. Por un momento el partido me resulta una superproducción, un fraude, todos están pagos y ensayan una coreografía... Me parece de mal gusto que el apellido del arquero argentino sea la marca de un jabón (¿con ese apellido cómo va jalar el balón?, diría algún burlón), y que el director técnico tenga aspecto de pediatra.

Los interrogantes que me dejó esta jornada como televidente deportivo -supongo que será la última hasta el año próximo-, son los siguientes:

- ¿Quién es Bernardi?
- ¿Quién es César Delgado?
- ¿Por qué Placente es viejo?
- ¿Por qué no juegan Bochini y el Beto Alonso?
- ¿Por qué Mr. Brauer no es el arquero de la selección si con su sotana podría embolsar mejor la pelota y no se comería caños como Lux?
- ¿Por qué Piro no es el D.T?
- ¿Por qué Nalbandian sólo corre las pelotas que le pasan cerca?
- ¿Por qué en la televisión los deportistas lucen como actores porno?

Ahora, a dormir....

martes, junio 28, 2005

El viaje

Una voz muerta habla en los sueños. No nombra, no define los muros de un idioma, y sin embargo vacila en la astilla del monólogo. Los objetos, como el tacto, son inaccesibles: en los sueños están del otro lado de la lengua, caen hacia el canto. La amada del pasado vuelve clandestina en el centro de otra mujer, yace en su palidez estricta, prepara la trampa y de pronto se transforma en una hermana cuando la entonación desova el hechizo de una voz.
Es ella. El olvido la ha deformado, ha barrido de su piel las diferencias y ha mezclado en su sexo raíces y encías de sal. Sin embargo para Ulises la realidad de esa voz muerta cura el crimen de la soledad.

lunes, junio 27, 2005

El primer juguete erótico

La muñeca del pueblo debía tener aspecto netamente ario, y cada soldado debía cargar una en su mochila, para emergencias de guerra. Hitler ordenó que la muñeca tuviera "una altura de 1,76, labios y pechos gigantes, piernas, brazos y cabeza articulada y un ombligo bien diseñado, y organos sexuales de apariencia realista". La idea, al parecer, era que las tropas nazis pudieran liberar las tensiones sexuales acumuladas durante la guerra, lejos de sus esposas y novias. (acá, la nota entera)

domingo, junio 26, 2005

Una vez más, el lector en la mira

Maravillosamente definida y elastizada , la voluntad agónica del lector ante la gravedad de la literatura argentina... "Con la misma impertinencia que buscamos el texto íntimo del otro, pensamos si aquello que se nos presenta como distinto es 'literatura'. Ocurre, entonces, que ante ciertos textos nos convertimos en otros lectores, más aguerridos, memoriosos, sumamente intencionados." (sigue acá, en Kaputt)

jueves, junio 23, 2005

miércoles, junio 22, 2005

El fantasma

No entiendo por qué la Sala Lugones demora un ciclo sobre el portugués Pedro Costa. Si bien muchos lo conocimos por la retrospectiva que dos o tres años atrás se presentó en un Bafici, esperamos la ocasión para ver las que nos perdimos... Todo esto parece no venir a cuento, pero en realidad sí: me encuentro en el microcentro, abotargado en un locutorio (acá hay hollín, algunos niños que no cumplen el horario de protección, una anciana que se ha dormido sentada y parece embutida entre los vidrios de la minúscula cabina teléfonica), fui con expectativas a ver una película de Ruy Guerra incluida en el ciclo de cine portugués inédito, y he salido bastante desilusionado... Pocas veces me sucedió en la Lugones. Este melodrama sensasionalista -Portugal S.A- es ingenuo, y en definitiva, aunque el guionista se afana en señalar la circulación perversa del poder en la lengua y sus efectos catastróficos en cada primer plano -el plano de una realidad artificial donde se mueven Ministros, Mega empresarios, Clerigos conspiradores, esposas drogadictas y albaceas satánicos-, sólo logra atosigar al espectador con la exhibición de un mecanismo que capta los polos más obvios: ambición, sexo, dinero, droga, religión... Su destino denuncialista queda pospuesto; al film le falta una cara, las atmósferas parecen disecadas como en las superporducciones norteamericanas, el director erra el tono -imita- y queda más cerca de una telenovela de haute couture -aunque quizás la intención del director haya sido tomar el drama del poder como materia y tornear ahí una fantasía sensionalista de cuyo punto de vista maniqueo no se aparta-... Sus ricos y poderosos, aunque son menos obscenos que en la realidad, van más allá, o más acá, como quiera vérselo, ya que no dejan de ser los ricos que pululan en el imaginario de la clase media. Por un momento todo es tan inverosimil -no por lo espectacular si no por lo torpe de la narración y del montaje- que nos sentimos ante una agradable ficción en la que todo viene semantizado y sellado al vacío.

Eso sí, O fantasma, que vi hace unos dos años y darán en un par de días en la misma sala, sí vale la pena... Y mucho...

Polemistas

Aquella tapa de Ñ sigue patente. Quintín, que involuntariamente participó en ella -y quizás por pertenecer a otro campo sí puede funcionar como una referencia más pertinente y desprejuiciada que el resto de los citados en la nota- ahora la reformula con ganas, reescribe la polémica y da otra orientación a su anterior nota en Los Trabajos prácticos.

lunes, junio 20, 2005

Remolino

Los homenajes empiezan en los diarios.
Como desde hace un par de días he caído en una especie de estado maligno (ahora el remolino de libros vuelve contingente cualquier tipo de vitalidad y quisiera que nunca llegara el momento de dormir para seguir leyendo) en el que sólo me tienta leer y retozar por ahí, hasta hoy he evitado escribir cualquier tipo de cosa -!ni una línea!- y me he ahorrado menudos sacrificios (tal como el que ejecuto ahora, meterme en un cyber ruidoso) que interfieran mi ascenso a èsta arena/cada vez más quieta/ que funde en una forma/cuerpo y lectura. Pienso que aunque me gustaría escribir algo sobre Saer, tendré que esperar: su muerte todavía me parece irreal... No es una muerte en pasado.
Creo que mi limitación -este estado maligno que podría interpretarse como un modo diferido de felicidad- proviene de estar leyendo de modo frenético a dos narradores enormes que seguro quedarán : por un lado a Gustavo Alejandro Ferreyra; por el otro al mexicano Mario González Suárez. De pronto me ataca la pregunta: ¿si no pudiera dejar de leerlos nunca? Por suerte sé que existe un límite matemático: sus libros existentes... La finitud aliviante que impone cada libro. Y un límite físico que coincide con el agotamiento general que en la infancia suspendía la curiosidad producida por las primeras lecturas.

miércoles, junio 15, 2005

La flor del mal

Hace unos días vi Géminis, la última película de Albertina Carri. Al preciosismo viscontiano resaltado por críticos un poco vagonetas, yo le agregaría cierto modo destructor de enfocar a la alta burguesía; un modo que encontraría simetrías con casos del cine francés más o menos contemporáneo. Ésta visión cínica -el cinismo residiría en sincretizar hábitos de otra clase social sin abandonar los códigos de la propia- la acercaría más a Chabrol y a Francois Ozon que a Lucrecia Martel... Incluso la suave tirantez de la cámara revela una visión de la alta burguesía en contrapicado: ahí, oculto como un tesoro en cada travelling, estaría en acto o desnudo el código de la clase media que puede llegar a incomodar a espectadores o a críticos al situarlos del lado del que filma -por debajo de la narración- y no del lado de la historia.
Es que Géminis está filmada desde un código -y por eso no conviene meter a Visconti en el medio- equivalente al de La celebración de Lars Von Trier: no es en lo visible, si no en la plenitud de lo invisible, en lo que ocurre fuera de campo -por ejemplo, el incesto que cuando empieza la película ya está en ciernes- y en los trucos del guión (la telenovela protagonizada por Couceyro es casi un recurso shakespeareano), donde el espectador se hace presente, invade una realidad ajena y espía el infierno tan temido.
Ese infierno no es tanto la historia de un incesto como la descomposición de una alta burguesía hundida en su propia farsa, en su propia religiosidad pagana. Cada personaje es sintético, quiero decir, es lo que es en relación a un adentro que no recibe ya mundos exteriores, y si los recibe los tracciona, los saca de sí automáticamente -algo así ocurre cuando aparecen sirvientes o peones-. Estas existencias sintéticas, al carecer de un exterior, pierden respaldo ético: existen pero no son; como los fantasmas, anhelan el ser pero desde ese hueco interior sólo pueden penar su drama. Al glosarlo en celebraciones, los personajes aumentan la farsa y preparan sin quererlo la flor del mal.
Silencios pesados, individuos huecos que se acorazan en la celebración y por momentos completan la fachada de una clase social que necesita hablar de sí porque ha perdido objetos y referencias nombrables -ha perdido su temporalidad-,van condensándose poco a poco. Recién entonces, en la condensación de esa forma o proceso agobiante que podríamos llamar inconciencia de clase, entendemos: la interioridad vacía (ese vacío sólo puede ser llenado por una ética que la clase media trafica, transforma y niega a quien no ofrezca a cambio valores orgánicos) deja fuera de la familia, en un punto de equilibrio y autonomía que siempre podremos denominar "el mal", a dos jóvenes hermanos que no tienen mejor opción que amarse para hacer equilibrio en el límite del mundo... Implícitamente ellos delatan la (mala) inconciencia de una clase alta. Con esa inconciencia, cara a cara, se encuentra la madre. Su grito es un grito ante el mal endémico: el incesto está en la base de la pirámide de contravalores de las clases altas, pero no es la cláusula de prohibición, la letra que rige a la familia tipo. El grito, que primero se ve y segundos después se oye como si la voz humana invirtiera por fin el vacío y el cuerpo retomara sus órganos, devuelve a la madre a lo humano, la rescata de su inconciencia y de su clase, le resta todos los códigos, y la arroja a un discurso que es el negativo de todos los otros: la locura.
Ahora bien, qué hace el espectador de sí, ante una locura tan potente. Darle sentido al drama es la responsabilidad ética por excelencia -en occidente al menos-, pero inclinarse por el desentendimiento o la irritación es el pathos moral artentino, la opción más cómoda -la opción Carnevale-, y también la más acorde a los tiempos aniÑados que corren. La tercer opción, creo, consiste en releer con paciencia lo quebrado en el film, especular y enhebrar dos fluidos, el visual y el sonoro, para ser simultáneo a la narración, devolver los fragmentos a su imán para que el todo sea otro, más complejo, más absurdo, más pensante o crítico respecto a nuestro ordenamiento cristiano/capitalista, y no quedar así por debajo, en el nivel de la autoconciencia burguesa...

El trabajo con el sonido -esos gemidos que parecen venir del interior de cada protagonista, tal como si lo incestuoso fuera una proyección fantasmal de la familia, una moral restallada que se cumple primero como alucinación y luego como indicio- resultaba de lo más original en el cine argentino. El defasaje de sonido e imagen, que anticipa el grito durante todo el film, representa a la familia como lo que es: una institución que altera "en su excelencia" el origen de "las voces propias" y sostiene la estafa de lo simbólico. En fin, el sonido opera como el reverso de lo visual, y en ese sentido hay dos películas superpuestas: una que avanza sincrónicamente y otra que vuelve y acontece como la bomba regresiva o diacrónica de una hermandad llevada al límite de un mundo autosuficiente.
Leí algunas críticas en los diarios y me pareció que no hablaban de la misma película, o mejor dicho, hablaban de una única película lineal que abordaba la "temática" del incesto. No es así. Géminis más bien transita los caminos desiertos de una sociedad que, opuesta a lo social, se desbarranca. En la caída, dos hermanos se topan con el recurso que los acerca pasajeramente a la ilusión de ser máquinas deseantes... en mundos muertos.

lunes, junio 13, 2005

Debates

No hay duda: hoy por hoy el ejercicio de una crítica honesta y lúcida está pasando en gran medida por los blogs. Beatriz y Diego, en sus respectivos blogs, redefinen con audacia lo bochornoso del medio -¿literario, periodístico, cultural?-.

Expreso real: Arlt-Lambo...

Súbitamente, creo descubrir la figura positiva del delator en la literatura nacional. El delator imita tonos para nombrar objetos propios o darle propiedad -sustancia- a ciertos objetos colectivos. En el caso de Osvaldo Lamborghini hay un modulación que indudablemente proviene de Oscar Masotta. Ambos saben que en el hombre de clase media hay un delator en potencia; ambos rompen la letra traicionada por Roberto Arlt. Lamborghini substancializa los tonos de Masotta. Delata a la clase media -y en ella lo que se pliega genéricamente sobre un imposible político simétrico a un imposible lingüístico- y desplaza el punto ético de la estética hacia la contramoral. El proceso de esa delación exige el relevo de los efectos: sólo haciendo con la lengua lo imposible -llevar la imposibilidad de escribir a una reenunciación que es a la vez renuncia a la literatura-, puede delatar la estafa de lo simbólico: la estafa de la existencia que deja a la vista la obra de Arlt, y mucho después la de Osvaldo Lamborghini. Cierta mala fe, cierta exigencia o máxima predisposición para que la lógica entre por fuera de la razón -como en los locos-, son necesarias para creer en el futuro de la letra.

Chemical Brothers

"Omitir, por ejemplo, las mayúsculas para los nombres propios, respetando al mismo tiempo las que encabezan el párrafo, supone, ante todo, una apuesta de índole moral: entre los objetos y nosotros existen tan pocas diferencias que no deberíamos fomentarlas con tanta diligencia. Bellatin de algún modo germaniza la lengua, en el sentido que democratiza lo vivo y lo muerto, tratándolos por igual." (faltaba una lectura de Bellatin como la de Piro en R.L de este domingo.)

viernes, junio 10, 2005

Colonias literarias...

Interesante el anális que Kurupicho, en una de sus maratónicas visiones, teje en torno a los cartapacios divididos y perforados de la narrativa latinoamericana.

Another brick in the literary wall

"Existe una torre en acto, ése es el estigma literario. Y la ejecución continua toma forma de cuerpo, un gigante de proporciones horrorosas que nos involucra intimidándonos. Tantas obras, tantos cuerpos, tantos hombres, se suman a la construcción desde lo anónimo de su finitud. El escritor puede pensarse temeroso frente a la superficie en blanco del papel, y que el pánico viene a él como respuesta al destino incierto de involucrarse en ese mecanismo más poderoso que su sed." (El texto completo de Genovese acà)

jueves, junio 09, 2005

No todo

Con la totalidad de fragmentos que uno descarta cuando corrige, se podría construir un nuevo tipo de última novela mala. Habría que imantar esos fragmentos para elucidar en lo informe el cuerpito del nonato literario. Me propongo rastrear esos fragmentos que en general archivé caóticamente, con nombres extraños, por si algún día me servían para algo. Va uno. Aunque su utilidad sigue siendo nula en la ficción, es inversamente útil para el formato imantado del blog:

Ahora sabía bien que cuando los niños llegaban a los trece años, las familias debían dejarlos en custodia de tutores del Estado, quines a su los ubicaban en colegios pupilos. Allí el niño aprendía las menudencias del idioma, matemática, historia, educación cívica, botánica, ciencias aplicadas, y para el examen final, a manera de tesis, debía memorizar el código de convivencia. Un tutor, durante los seis años de estudio secundario, controlaba la disciplina y el desempeño de su protegido. Si por boca de un maestro -todos especialistas en delación-, le llegaba el rumor de que su albacea tenía problemas de disciplina o de aprendizaje, como le había sucedido en efecto a Ornello, lo abordaba a solas, de improviso, y le daba un escarmiento con lo que tuviera a mano, un plumero, una escoba, un cinturón. Luego, en un acceso de culpa y cariño, le palpaba la cabeza -esto Ornello lo recordaba con nitidez y hasta podía reproducir la huella de esa mano en su actual calva- y le hacía prometer que nunca más cometería pecados pedagógicos o de indisciplina. Aquel tutor suyo, dentro de todo, había sido bondadoso y tenía experiencia en el oficio moral... Nunca le había dejado marcas en el cuerpo; sus reprimendas consistían en elaboradas y fantasmagóricas fábulas que quitaban el sueño, atrofiaban las aletas atiburonadas de la sexualidad y cavaban en el pequeño mozo una culpa profunda, tan profunda que era en sí un lugar prohibido.

Verdades subjetivas

"La verdad, para la literatura, sería un núcleo textual pero de acceso último o posterior. O sea, un discurso subyacente, sedimentado y de naturaleza recíproca entre el lector y el autor. La verdad sería entonces, para intentar aclararlo un poco más, poco más que una intuición del lector, una comunicación inasiblemente depositada por fuera y por dentro de lo escrito, mucho más allá de lo que simplemente se expresa, de una absoluta intimidad y en tanto tal de potestad y arbitrio único de quien lee." (Sigue acá, en Kaputt)

lunes, junio 06, 2005

Otra chance para Chandler

"A través de la obra de Chandler, lo quijotesco pega toda una vuelta. Este loop, este rizar el rizo es hegeliano: para que la parodia pudiera parodiar a la parodia se precisó de la antítesis, es decir, de su contrario. Porque fue una visión caballeresca y romántica de lo quijotesco la que guió a Chandler en su concepción del detective como héroe solitario, luchando contra la prosa del mundo -y más que nada, contra la prosa infraliteraria del viejo género detectivesco-."

(El texto entero de Beatriz Vignoli en Kaputt)

domingo, junio 05, 2005

El lector y las fórmulas

Parte de cierta ingenuidad contemporánea consiste en creer que se puede saber de literatura. Creer que la ficción porta y transfiere un saber. En realidad la literatura deporta el conocimiento. (Sigue en Kaputt...)

miércoles, junio 01, 2005

Relación del efecto del peyote *

2 horas 53. Hiperculos dejándose caer por saltos de agua.

2horas 58. Un desfile con elefantes y un dromedario perlado (con máscaras), magnífico en sus proporciones (terrible realismo). Espío y abrazo órganos femeninos con los ojos.


3horas. Un individuo parecido a Micinski se dirige con apremio hacia la luna y sus aventuras después de lanzarse en paracaídas con la mente ofuscada. El balancín de los elfos. (Número cómico) Los genitales cornudos de la Reina de Saba en un museo astral.

3 horas 5. He dicho "basta de visiones" y he apagado la lámpara. Lo que ha seguido a sido una visión cadavérico erótica. (Número macabro). El deslizamiento de un cráneo (después de arrojarse) por un vientre; tan repugnante que sin tardanza he encendido la lámpara. Una lluvia erótica de flores con faldas (campanillas). Un sonriente barbudo (Valois) atenazado por unos enormes hocicos bovinos.

3 horas 10 . Un Hades de mi invención. Huesos de cadáveres en un desierto circular y fantasmas a lo Goya. Goya debía de conocer el peyote.

3 horas 30. Visiones torturantes. Una lucha entre centauros ha pasado a ser una lucha entre fantásticos genitales. Conversión, pero no a ninguna religión, sino a una conversión simplemente vital. Renuncia a los narcóticos. Espiritualización. Un cangrejo asesino sale reptando de la herida de un cráneo. La transformación de un gavilán en ave gallinácea.Los maravillosamente sabios ojos del gavilán, casi humanos, se han vuelto estúpidos,se han multiplicado y han echado a volar en cabezas de aves hacia un horizonte combo.

3 horas 45. Un faraón semejante a mí. Desfiles. Ceremonias totémicas (gavilano reptiloides) sobre escudos, luego han emprendido el vuelo en forma de espectros de animales. Reptiles en un mejunje sexual. Iguanas lamiéndose los órganos unas a otras.

3 horas 50. Serpientes en pozos en medio del desierto. (Número realista). Nuevamente la visión (repetición con variante) del cerebro loco, lleno de úlceras hasta la gangrenación (a propósito de dejar de beber); un rostro ornibatrácico picoteando el cerebro de un monstruo (y sujetándolo con sus garras) ha levantado hacia mí la cabeza y me ha mirado lúbricamente. Un abismo sexual con un hipopótamo peludo de color amarillo. Ojos.


S.I. Witkiewicz


* Fragmento de Narcóticos, Circe, Barcelona, 1994.