Ella pone a Nick Drake, cocina arroz con nueces y cabellos de ángel tostados a las dos de la mañana. Venimos del teatro, y me sorprende no sólo mi incapacidad para adivinar si la obra en cuestión me interesó, si no mi ausencia durante toda la representación. Soy incapaz determinar dónde estuve, qué vi, dónde estoy. No fui raptado: estoy sustraído. Ella cocina, la veo pasar de un lado a otro, y se me vuelve una mujer sobrenatural -o demasiado familiar-, como si de pronto la soledad de la escritura se astillara ante lo salvaje de una presencia que está más cerca de un espejo que de una celda terrenal. Cada tanto me ofrece algo de tomar: si no fuera porque es una de las pocas mujeres que toma whisky y tiene una botella de Teachers preparada, creería que ella está del otro lado y yo ensayo la pesadilla de un inglés que duerme solo.
1 comentario:
es cierto eso de "sobrenatural -o demasiado familiar-". ciertos niveles altos de confianza (aunque no creo que "confianza" sea específicamente a lo que vos te referís) que se establecen con una persona resultan sorprendentes. que algo sea muy familiar, que tengamos mucha confianza con alguien, no debería ser pensado como natural, "tenemos un trato muy natural", en todo caso, como fluido. nunca tenemos confianza, y cuando eso ocurre, es un fenómeno casi paranormal. como dice el chongo de "faces" de cassavetes: "estamos demasiado ocupados para ser vulnerables".
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