martes, marzo 22, 2005

Caridad

Si algún incauto piensa colaborar para que Toby no sea asado al vino blanco, le cuento que yo, años atrás, preparé un conejo de la misma forma. Recuerdo haber cortado el cogote y haber guardado la cabecita en el freezer, para un amigo pintor que pensaba incorporarla a un obra.
Digamoslo claro: el manjar vale la pena y compensa las molestias que puede ocasionar la cría de este tipo animalitos compulsivamente fornicadores y defecadores. Cualquier restaurant español aledaño a la Avenida de Mayo sirve ese tipo de conejos adobados. Claro que Toby, por el cariño que ha recibido, debe tener carne más tierna.
Si todavía hay algún pertinaz, como buen Coelho estoy dispuesto a recibir una suma bastante inferior -piense el interesado que el acto de caridad depende de la calidad y no de la cantidad- para la alimentación de Conejo padre. Prometo, sí, no comérmelo.

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