El subjetivismo de Pablo Palacio, para su época, resultó incomprensible y no encontró el reconocimiento que actualmente tiene en su país. En las décadas del veinte y del treinta estaba en boga la literatura social y este ecuatoriano nacido en Loja, en 1906, opuso una literatura excéntrica en la que atmósferas circulares e irresueltas, personajes adoloridos que penan entorno a experiencias salvadoras y monstruosas, despejan cualquier tentativa de realismo. Palacio estaba enfermó de sífilis, pasó diez años internado en un manicominio y se suicidó en 1946. Acá, un cuento.
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