"Los cojos, a pesar de su cojera, van y vienen por las calles. Hay cojos de una muleta y cojos de dos muletas, pero unos y otros apenas obtienen que el público repare distraídamente en su cojera. Podrían despertar mayor interés si se decidieran a marchar en bandadas exigiendo que se les devuelva la pierna perdida. Pero no, está visto que un cojo evita la compañía de otro cojo; no así los ciegos, que acostumbran acompañarse y meten ruido con sus bastones." (sigue...) Otro cuento de Virgilio Piñera... Esta vez con moraleja: hay que ser cojo y tenaz para que de la ambición atravesada de un zapato emerja una dama acogedora.
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