Luciano Cescut ha terminado la traducción de Duras y enseguida la ha puesto a disposición de los lectores del blog. Con un toque de varita logró lo que lánguidos traductores españoles no consiguieron en las dos versiones disponibles en libro. Al leerla, no puedo dejar de ocultar una sospecha: Cescut se apasionó, mejoró el texto... Casi diría que gracias a él Duras parece estar a la altura de Pizarnik o Silvina Ocampo -acerca de esto siempre dudé; aunque estimé a Duras, estas dos escritoras argentinas me parecieron la expresión radical de naturalezas humanas infiltradas por las faces de la muerte: lo espectral y lo animal, planos escalonados. Aunque en Duras, claro, la naturaleza humana también está intervenida. Dar cuenta de esa interversión, más cuando se trata del amor, ese invaluable obstáculo de la lengua, es su concreta -y para otros imposible- aventura: su íntima radicalidad.
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