martes, febrero 08, 2005

Diario para lelos

Lo que sigue es un proyecto trunco. En algún momento de mi vida, o mejor dicho, durante toda mi corta vida, me propuse hacer algo con mis diarios de viaje. Un amigo, para una revista, me pidió un texto y emprendí la tarea -perserveré apenas un día- de tornar legible anotaciones extravagantes. Me empantané en una especie exégesis esquizofrénica: supuse que después emergería el espacio y el tiempo del viaje. Me desalenté rápido ante la falsificación que se impone al trabajar con la propia memoria. No tuve en cuenta que transcribir y adornar esas notas -muy ligadas a un estado- borraban el caos perceptivo implícito en cada viaje -sobre todo en la India-, soslayaban el peso que la experiencia inmediata tiene en el tiempo del diario. El resultado, a fin de cuentas, no coincidía con esas franjas vivas de recuerdo que conservaba intactas sólo porque no había querido volverlas ni memoria ni literatura. Aquí, los fragmentos y el proyecto infame de un diario paralelo.

1 comentario:

HeiLdegger dijo...

¿Por qué leemos un diario d escritor?¿Porque ilumina sus libros? Con frecuencia,no. Más fácilmente, porque el diario es material bruto, aún si ha sido escrito con miras a una futura publicación. En élleemos al escritor en primera persona; nos encontramos con un ego desprovisto de las máscaras de ego de las obras del autor. Ningún grado de intimidad en una novela podrá suplirlo, aunque el autor escriba en primera persona o utilice una tercera persona que ,transparentemente, le señale. La mayor parte de las novelas de Pavese, incluídas las cuatro traducidas al inglés, están narradas en primera persona. Sin embargo sabemos que el "yo" de las novelasde Pavese no se identifica con Pavese mismo, como tampoco el "Marcel" que cuenta En busca del tiempo perdido se identifica con Proust, ni el "K" de El Proceso y El Castillo con el mismo Kafka.
Nos qudamos satisfechos: las audiencias modernas exigen la desnudez del autor, como las épocas de fe religiosa exigían el sacrificio humano.
El diario nos presenta el taler del alma del escritor ¿y por qué nos interesa el alma del escritor? No porque el escritor nos interese en sí. Sino por la insaciable preocupación moderna con la psicología, el ùltimo y màs poderoso legado de la tradición cristiana de introspecciòn, abierta por San Pablo y San Agustín, que al descubrimiento del yo asimila el descubrimiento del yo que sufre. Para la conciencia moderna, el artista (que reemplaza al santo) es el sufridor ejemplar. Y entre los artistas, el escritor, el hombre de palabras, es la persona a quien miramos como más capaz de expresar su sufrimiento (...)El escritor es el hombre que descubre el uso del sufrimiento en la economía del arte, al modo que los santos descubrieron la utilidad y la necesidad de sufrir en la economía de la salvación (posted desde un artículo aparecido en The Second Coming bajo el título "El artista como sufridor ejemplar" escrito por una tal Sontag...)