La tristeza es repentina. Un mazazo. A través del blog de Piro, me entero de que Cabrera Infante ya no está. En los próximos días seguramente habrá improvisados homenajes, reediciones, sus libros invadirán las vidrieras, pero lo cierto que en vida el más cabizbajo y ácido de los escritores del boom era considerado por sus colegas como el mayor y el más original. Un mes atrás creo haber leído que estaba terminando de ordenar los capítulos de su última y más extensa novela. Su obra postuma. La tristeza se atenua si uno piensa que de Cabrera Infante todavía quedan muchas páginas por leer.
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