sábado, abril 02, 2005

Doblete

No sólo el Papa derrapó. A muchos nos venía extrañando que uno de los exponentes más siniestros de la política argentina siguiera vivo. Sospechábamos que Alvarito, en estado larvario y en franco proceso de miniaturiazación, sobrevivía conectado a una incubadora en la cuna que, casi cien años atrás, lo vio nacer. Naturalmente, sus exequias, más allá de que queden veladas por la pompa de cristianos fervorosos que -como acabo de ver en Crónica T.V- lloran lágrimas de sangre y hasta abandonan sus mascotas en la calle para correr a misa, pasarán desapercibidas. Nadie extrañará al Chancho Alsogay, nadie extrañará a Wojtyla -en veinte días habrá otro, igual pero más joven y quizás menos paliducho, porque la Historia demanda un hombre en el contorno de esa investidura para sellar los huecos de la demagogia occidental-. Apuesto a que el noventa y nueve por ciento de los católicos y cristianos no recordará ni el apellido real del Juan Pablo II. El precio de la impostura es el olvido instantáneo, y así celebramos sendos decesos: dos jercarcas de la manipulación política y mediática dejan de fraguar el presente de la ingenua memoria colectiva; después del pertinente show mediático, como cualquier hijo de vecino, dos hermanos en la distancia poblarán el olvido.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

coelho, me provoca una profunda tristeza leer tus posts de hoy. supongo que todavía sos muy pibe y muy progre para entenderlo, pero te lo digo igual: hay gente que cree en dios y que es buena persona. respetá el dolor de los demás, pero sobre todo tratá de entender. tratar de entender debería ser una de las primeras cualidades de un escritor.

Diego dijo...

Coincido con vos Coll. De alguna manera se ha "futbolizado" la vida toda. La desgracia del equipo contrario se festeja más que el triunfo propio.
Algo similar a las reacciones jolgoriosas por la muerte del Papa pasó con Blumberg. Al mes de haber perdido a su hijo la paleoizquierda había tapizado su zona de influencia con la absurda (e irrespetuosa para con las víctimas) alución al nazismo.
Por fuera de toda contemplación de la justicia que se hace para con las figuras gozadas en su desgracia, la enunciación de esos juicios me parece que sólo pueden provenir de personas que están bien como están, de gente que cuida su posición actual, dado que es inimginable revolucionar nada significativo de de la sociedad en contra del dolor de enormes masas populares. Lo digo habiéndola pasado mal en colegios de curas y siendo bastante anti-peronista.
En todo caso, que la gente llore por el Papa es un síntoma de la época en la que (todavía) vivimos. Ir abiertamente en contra de ese sentimiento sólo puede servir para sumar puntos en el organigrama informal de la contra-cultura, algo que el capitalismo se ha acostumbrado a (man)tener. A mí lo que me provoca es una tristeza por ese lado, por qué el mundo sea el que es. El pathos de la sociedad está llorando en el Vaticano, no discutiendo la honestidad de Piglia.
Igualmente, vale la pena aclararlo, esto es para seguir debatiéndolo. No te vayas a enojar Oliverio. No es contra vos.

Saludos

Anónimo dijo...

La gente puede tener pena porque muere Rodrigo, Alzogaray o el Papa. Y que? Eso no cambia lo que fue cada uno de ellos. Se puede creer en dios y ser buena persona, sí. Pero no se puede apoyar a la iglesia y ser buena persona. Un mundo sin religion es un mundo mejor. No hay porque convalidar con "respeto" aquello que nos mantiene atados a lo peor de nuestra naturaleza. Perón tenía razón.

oliverio coelho dijo...

Perón tenía razón, y fumata también.

Coll, das por sentado que las buenas personas me importan. En todo caso, la primer cualidad de un escritor es despegarse de la moral cristiana que tanto daño le ha hecho al mundo. Las buenas personas terminan atrapadas en la mezquindad individual y en posiciones "respetuosas" -y vacuas-como la tuya. Para comprender que ser buena o mala persona es parte de un relativo juicio cristiano y no de un devenir humano, deberìas acercarte al arte. O examinar religiones orientales en las que la dimensión del bien y el mal es contingente.

Lo mismo para vos, Diego, siempre tan sensible y atento... Sí, lo que está en cuestión es un síntoma de la época. Pero lo que está ridiculizado en el post no es la gente que llora por el Papa -no se trata de festejar la desgracia ajena-, si no lo sintomatizado: lo que los medios presentan como el dolor "espectacular" de las masas (sin el cual, vale decir, la muerte del Papa sería sólo un suceso, pero no una noticia tan redituable para rellenar la tapa de cinco o seis ediciones, ¿o vos crees que los editores de diarios y noticieros estàn dolidos y hacen suplementos especiales sobre el Papa por respeto a las masas?; yo creo que estàn saltando en una pata, desde la invasión a Irak no tenían una noticia tan gruesa, esa es la verdad.)

Diego dijo...

Oliverio, lo que me decís contiene implícitamente la versión conspirativa de un mundo manejado por cínicos que sólo creen en su voluntad de poder, y que cuando las luces de la ciudad de apagan cada noche se reúnen en un sótano en orgías satánicas...
Me parece que el tema es más complejo. Hay gente, real, de carne y hueso, rica y pobre, buenos e hijos de puta, que durante éste fin de semana estuvo muy triste por el fallecimiento del Papa. Aquellos que pusieron la noticias a tapa completa lo hicieron porque realmente creen que es la noticia más importante de la década.
Si todos -en el fondo -pensariamos igual, y sólo fuera cuestión de desenmascarar a los que adrede nos están engañando, faltarían sólo dos o tres movimientos para resolver el cubo mágico de la vida. Soy un poco más pesimista.

oliverio coelho dijo...

Sí, los argumentos de Diego son atendibles... Aunque yo no dejo de creeer que la democracia es mediática, que el mundo en efecto está en manos de cínicos, y que los presidentes y las muertes, para la mayor de la gente, ocurren ahí, en los medios masivos, que son polos de poder.

Braudel, que evidentemente tiene mucho tiempo libre, que es una criatura pre-escolar y falsea razonamientos como un chiquillo, lo mejor que podría hacer es no visitar más este blog hasta tanto no haya leido la obra completa de Fernando Vallejo... Y si no le da, a comprar la revista Barcelona,numeros atrasados incluidos, porque el "vacilo del sermón" no se cura así nomás. En efecto, creo que No se puede hacer una valoración de las conductas de las personas, creo que para algunos no está en su radio de intenciones obrar bien o mal, ni juzgar la conducta de lso otros. Pero sí puedo notar cuándo alguien tiene la lengua larga y apela a un seudo pensamiento de tocador.

PaulValley dijo...

A esta altura del partido, dudar de que el mundo y los medios están dirigidos por cínicos es como pensar que en el Opus Dei hay "gente buena". Por otra parte, los problemas del relativismo moral (o de cualquier otro) los planteó astutamente un católico de los más reaccionarios, Chesterton: "Una especie de teósofo me dijo: 'El bien y el mal, la verdad y la mentira, la locura y la cordura sólo son aspectos del mismo movimiento ascendente del Universo.' Ya en esa época se me ocurrió preguntar: 'Suponiendo que no haya diferencia entre el bien y el mal, o entre la verdad y la mentira, ¿cuál es la diferencia entre ascendente y descendente?'"

sopapita dijo...

digo yo para cuándo el papa negro y sin cepillar y con tierrita y en bolsa?