sábado, abril 14, 2012

Primer secundario para travestis y trans

El sistema educativo argentino, como el de casi cualquier lugar del mundo, es binario y verticalista. Resiste la diversidad cultural y de género. Tiende a normalizar y no a potenciar la singularidad. La mayoría de las travestis y transexuales no pueden terminar sus estudios por una especie de discriminación etaria implícita. En este punto, el actual sistema educativo y la ley de identidad de género que tiene media sanción en el Congreso, no encajan. Con sus jerarquías, sus partes disciplinarios, toda la regulación que transforma a la escuela en una suerte de pre-reformatorio para ciudadanos seriales, el régimen de educación funciona como zona de entrenamiento para la supervivencia, para el hábito de la exclusión y el cultivo de un núcleo conspirativo: la sagrada familia, el machismo eufórico. No es que esté escrito en algún lado, pero en el aula se replica el mismo tipo de estigmatización, la misma mentalidad reaccionaria que identifica en el travesti y en el transexual una diferencia no deseada. (sigue en Perfil...)

domingo, abril 08, 2012

Maniobras ejemplares de seducción

Es sabido que Borges prefería elogiar a escritores de segunda línea. Raramente elogiaba en público a autores vivos, con los que además tenía que compartir premios –Beckett, por ejemplo–. El Borges de Bioy, una obra maestra de la injuria, retrata a un sibarita de la boutade, a un escritor evasivo a la hora de reconocer talento en un par, que sin embargo compensa esa falta de benevolencia gremial con oleadas de erudición.

En el extremo opuesto, Cortázar invirtió parte de su vida en la promoción de autores superlativos como Lezama Lima, y no atendió a autores menores o a profesionales de la adulación. Sus cartas dan testimonio de un hombre acorralado por su propia fascinación. Desde luego, la filantropía o la fascinación documentada no son relevantes a la hora de establecer un juicio de valor acerca de una obra. Son útiles para pensar la posición de un escritor frente a sus contemporáneos. (Sigue en Perfil Cultura)

martes, marzo 27, 2012

Formas públicas de esperar

Cuando cumplí once años me regalaron una responsabilidad de la que casi nunca, en adelante, hasta la llegada de los cajeros automáticos, pude zafar. Me encargaron pagar los servicios públicos a la mañana, antes de ir a la escuela. Finalizaba la década del ochenta. La luz o el agua se pagaban en el Banco Ciudad. Me llevaba una historieta y pasaba un par de horas al sol, avanzando de a milímetros hasta acceder al interior del banco, aunque casi siempre las probabilidades de cumplir el trámite a tiempo eran de una sobre tres. El acceso a menudo requería varias tentativas en días sucesivos. Pagar la luz cerca del día del vencimiento podía demandar cinco días de estoicismo matutino. (Sigue en Perfil Cultura)

Los cuentos siniestros

Los relatos de Kobo Abe exceden cualquier tipo de narración clásica, vanguardista o de género. Se imponen por un imaginario que no es siniestro pero sí excepcional y tan extraño como las tribulaciones de Akutagawa o las pesadillas de Kafka. Cierta literatura heterodoxa está destinada a sortear el paso del tiempo, no porque no contenga rasgos de época, sino porque se apropia de una moral social –en este caso una afección ritual propia de extremo oriente– y la tritura al volver universal la relación entre el hombre y el mal. Allí las miserias personales y los temores pequeño burgueses, tal como en los relatos “El pánico” y “La muerte ajena”, se vuelven atributos de la supervivencia. La familia, un reino sanguinario. El matrimonio, un capricho para “despojar a la mujer de la posibilidad de ser otra”. Y la inventiva de un escritor como Abe, una herramienta ideal para organizar todos estos elementos en un universo narrativo que incluso en sus más desopilantes pasajes es verosímil, como cuando en el desenlace del cuento “El perro”, gracias a una carta que introduce el narrador, tomamos conocimiento de la competencia ardua del protagonista con el perro parlante de su esposa. (Sigue en Inrockuptibles)

miércoles, marzo 14, 2012

Corea desde la ventana

Desde la ventana de mi habitación en un barrio de Seúl, se observan varias casas separadas por jardines cubiertos de nieve. Es una zona baja, algo inusual para una gran ciudad asiática, sobre la ladera de una de las tantas montañas que le imprimen a la ciudad una topografía abrupta, como si varios pueblos hubieran quedado incrustados entre montañas, comunicados por autopistas, subtes y túneles. El detalle no tendría ninguna importancia si no fuera porque detrás de la cuidada valla de bambúes que veo a diario hay una mansión vigilada por cámaras que cubren todo el perímetro de la propiedad, y guardias con sobretodos negros que se turnan día y noche en el jardín y las calles aledañas. Cada vez que salgo o vuelvo, escucho del otro lado una réplica de pasos que me transforma de inmediato en sospechoso. (sigue en Cultura del diario Perfil...)

Treinta dólares

Un reciente cuento, publicado en el Suplemento Verano 12, de Página 12.

miércoles, noviembre 16, 2011

Una excursión a Isla Negra

Las casas de Neruda son raras. No entiendo por qué la casa de un escritor es un museo temático, con caracoles, coleópteros y mascarones de proa que parecen figuraciones alucinadas de antiguas amantes. La disposición del museo no es obra de un curador, sino del mismo Neruda, que en su rol de Capitán pensó la casa como una nave y empotró en el salón mascarones emergiendo de las paredes, el bar de un yate, ojos de buey, un timón, mobiliario de altamar. Ese salón particularmente me obsesiona. Está tan abarrotado como la capilla de una Iglesia renacentista o, en un extremo opuesto, la recepción de un prostíbulo extravagante. (Sigue en el blog de Eterna Cadencia)

El animal sobre la piedra

Al revés que en otras reseñas, para hablar sobre la primera novela de Daniela Tarazona(Ciudad de México, 1975) habría que empezar por una conclusión simple y abreviar el cortejo. El animal sobre la piedra es un libro extraordinario. No es extraordinario lo que relata, pese al irresistible comienzo –“mi casa fue el territorio de un suceso extraordinario”–, sino todo lo que se anuda, sin ser historizado ni narrado, en la voz –o si cabe, en la sensibilidad hipnótica– de la protagonista, Irma, a quien conocemos más por su condición que por su pasado. (Sigue Acá...)

(publicada en Inrockuptibles noviembre)

sábado, agosto 06, 2011

Pólvora y chimangos 4

El sueño americano

Conozco en Nueva York, en una residencia de escritores, a un poeta de Georgia, al que llamaré D. Entablamos cierta amistad, favorecida por el aislamiento, cada uno movido por distintos intereses: él se dirige a mí porque soy el único que mantengo cierta curiosidad por sus monólogos. En verdad mi curiosidad es una mezcla de asombro y placer ante las expresiones de un megalómano traspapelado en el paisaje paradisíaco de Upstate New York. Es la primavera vez en mi vida que me encuentro con alguien tan convencido de su genio. Tengo ahí a un personaje neto sobre el cual trabajar. (sigue en Bazar Americano de julio-agosto)