tag:blogger.com,1999:blog-99132662024-03-23T14:55:00.601-03:00Conejillo de Indiasoliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.comBlogger601125tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-72980884785534494392020-11-28T23:19:00.006-03:002020-12-05T20:24:15.355-03:00Apuntes sobre la muerte de un ídolo<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKJidNIDCbQ4GONVBB3cbYJCkgwJLskE0ZTF9f_u1XplDR8mcmZBVl1ujaMb3GybZVd2Gfpy4wPBLNWubCOAu_rOsya7MLpnmTpmurNYyP5NalxEqVJCM3GG729p-hG-tYNmfn7w/s564/Maradona+y+la+nin%25CC%2583a.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="560" data-original-width="564" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKJidNIDCbQ4GONVBB3cbYJCkgwJLskE0ZTF9f_u1XplDR8mcmZBVl1ujaMb3GybZVd2Gfpy4wPBLNWubCOAu_rOsya7MLpnmTpmurNYyP5NalxEqVJCM3GG729p-hG-tYNmfn7w/s320/Maradona+y+la+nin%25CC%2583a.jpg" width="320" /></a></div><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><span style="text-align: center;">1</span><br /><br /><span style="text-align: center;">La muerte de Maradona es inevitablemente irreal, imposible. La idiosincrasia argentina post Malvinas pende del genio de Maradona. De alguna manera, el mito de Maradona resultó un bálsamo para la autoestima nacional. Es difícil predecir qué pasará con esa celda de la identidad argentina, con esa acumulación de pixeles estelares que queda vacante. Incluso los que rechazaban a Maradona por su origen de clase o sus inclinaciones políticas, dialogaban con él. Maradona era un espejo en el cual el pueblo podía hablarse, insultarse o representarse. Probablemente ese espejo quede intacto, y la imagen siga replicándose y atrayendo fragmentos analógicos para componer el último cuarto del siglo XX. </span><br /><br /><span style="text-align: center;">2</span><br /><span style="text-align: center;">Maradona fue el último gran jugador pre play station, pre globalización. En este punto, su modo de jugar era totalmente atípico, antiproductivo y por momento estéticamente ocioso. La antítesis de Messi y Rondaldo. El jugador que más se le asemejó espiritualmente, pero sin explosión en el pique corto y en la gambeta, fue Riquelme. Su antecedor, del cual Maradona aprendió todo, fue Ricardo Bochini, que tenía en la cancha el misma actitud combativa y el mismo genio. </span><div><span style="text-align: center;">Si uno se detiene a ver un partido entero, descubre que Maradona perdía pelotas, muchas veces pasaba la pelota hacia atrás innecesariamente –esto algo que detestaba mi abuelo de Maradona-, muchas veces apostaba a que lo bajaran cerca del área en vez de terminar la jugada. Era un jugador que podía darse el lujo de derrochar y especular. </span><br /><span style="text-align: center;">Cuando la combinación de factores se daba, definía un partido. Y eso sucedía en algún momento de los 90 minutos en los que estaba en la cancha –casi nunca era reemplazado hasta el último minuto-. Tener a Maradona no significa solamente tener al mejor jugador del mundo, sino más bien tener un comodín infinito, vidas extra. </span><br /><br /><span style="text-align: center;">3</span><br /><span style="text-align: center;">Algún desarrollador tecnológico debería patentar una aplicación para hablar con Maradona en cualquier lugar a cualquier hora, una suerte de holograma privado, una app que mantenga viva la imagen del astro para que, por un lado, sus devotos puedan seguir reflejándose en su oráculo, y para que por otro lado en los argentinos mayores de cuarenta, digamos, nacidos antes del año 80, no sobrevenga una crisis de identidad. A partir de un algoritmo, imaginemos, un milenial crea una aplicación para mantener viva el alma de Maradona en el pueblo y por ende todo eso que cada invididuo vivió mientras Maradona se volvía Dios. Cada persona al despertar, entra a la aplicación y puede sentir que Maradona sin cuerpo lo interpela. </span><br /><span style="text-align: center;"> </span><br /><br /><span style="text-align: center;">4</span><br /><span style="text-align: center;">Me viene a la memoria el apodo con el que mi abuelo, escéptico hincha de Racing, denostaba a Maradona frente a la televisión, durante el mundial del 86: “taponcito”. Afirmaba sin vacilar que Maradona era puro humo, que hacía espamento, que andaba por el suelo siempre llorando. “Un espamentoso ese gordito”. Yo, con once años, con la necesidad de un ídolo, me enojaba y trataba de demostrarle a mi abuelo que a Maradona no lo dejaban jugar, que le pegaban. Según mi abuelo, él no quería jugar, era ineficaz, prefería que le pegaran para tirarse y hacer tiempo. En la vereda opuesta, mi padre veneraba esa supuesta ineficacia y afirmaba que Maradona era el mejor jugador que había visto jugar en su vida: capaz de sacarse un jugador de encima en una baldosas y dar un pase aéreo de gol de 50 metros. Medían con distintas varas al mismo jugador: la eficacia versus la calidad. La calidad de Maradona sin duda nunca fue superada por Messi. Pero Messi, con los años, ganó eficacia, como si fuera un jugador destinado a satisfacer estadísticas. Quizás porque el fútbol cambió y cada jugada pasó a analizarse en un marco de supereficiencia, como en la NBA. Por otra parte lo golpearon mucho menos. Fue protegido y por eso nunca sufrió una lesión como la de Maradona en el Barcelona. </span><br /><br /><br /><span style="text-align: center;">5</span><br /><span style="text-align: center;">Cuando un ídolo propio muere, lo que revive en el cuadrilátero de la nostalgia es la infancia y la juventud. Por eso también , cuando un ídolo propio muere, observar a un niño es sumamente conmovedor. Es ver a alguien que va hacia el futuro sin esa muerte. En el camino, encontrará sus propios ídolos vivos. Pienso en mi hijo, para quien Maradona no significa nada. </span><br /><br />6<br /><span style="text-align: center;">Maradona después de su retiro enfrentó un primer final: ya sin vida creativa, se prestó a la publicidad política, a la contienda mediática y al carnaval de la farándula. Maradona vivió de su figura con la complicidad social, hasta que encontró de nuevo en el fútbol –en la dirección técnica- una salida transitoria para la reinvención. Pero para esa reinvención debía restablecer un vinculo horizontal con los otros, dejar de ser Dios, abandonar la celada que después de que le cortaron las piernas había sido cuidadosamente construido por distintos actores sociales. Más que reinventarse, debía renacer. </span><br /><br />7<br /><span style="text-align: center;">En el medio, después del retiro, habría que analizar qué hizo Maradona con su cuerpo . No en busca de la decadencia, sino siguiendo una mutación que el nombre propio no siguió. En los últimos veinte años, Maradona tuvo varias varias apariencias, varios rostros, varias descendencias, y sin embargo el significante siguió intacto. He aquí un problema, una resistencia, que es difícil que en una persona no genere vacío y más vacío. Tener que responder a ese significante sin ser ese Maradona, y sin poder ser a la vez otro hombre, o simplemente Diego, alguien más en el mundo. </span><br /><br /><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both;"><br /></div></div></blockquote><p><br /></p></div>oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-16819304388576107032020-05-02T19:37:00.001-03:002020-05-02T19:37:29.731-03:00Notas de cuarentena 9<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">La perspectiva de que la cuarentena
termine es cada vez más lejana, aunque adquiere rasgos flexibles para las empresas. Pero para un trabajador independiente, la cuarentena tal vez sea eterna. Ya nos hacemos la idea de pasar el invierno
lejos de Buenos Aires, en un exilio imprevisto. Casi podríamos decir que la duración de la
cuarentena nos fue convenciendo de la futilidad del Virus. A la distancia, las
noticias hablan de una ciudad encajada en formas de ciencia ficción y de gente que
se dispara para todos lados, desesperada por salir de sus casas. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Si volvemos, tememos no poder salir de
Buenos Aires nunca más. La ciudad se nos representa como una trampa con libertades impracticables. Por momentos los gobiernos locales han olvidado que la finalidad
de la cuarentena en países subdesarrollados era frenar los contagios y
preparar el sistema de salud. Ahora noto una tendencia automática a la hora de
confinar a la población. Y no hay forma de resistir la autoridad, porque es la autoridad abstracta de un Virus que se ha ganado incluso el alma de los más incrédulos y conspiranoicos. He aquí una nueva
normalidad: <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>vivir en cuarentena. Vivir al filo. Vivir en la escasez.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Después de un mes y medio la anomalía pasó a ser caminar, socializar, conversar con alguien sin que medie el espanto o la mirada parapolicial. La socialización quizás quede en
el pasado. Como una forma excéntrica de relacionarse del humano sobre la tierra,
un modo que antecedió a un cambio de paradigma en el siglo XXI. Quizás el siglo
XXI haya comenzado recién ahora. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">A la vez, no sólo el mundo sino el
capitalismo no volverá a ser el mismo, porque el uso del tiempo se verá
radicalmente modificado. La médula del capitalismo reside en el empleo del tiempo.
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Si esa médula se ve afectada –o enferma-
el capitalismo funciona como una máquina averiada. No se si recuperará
simbólicamente de la deficiencia que señaló, todavía más que una revolución, el coronavirus. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br /></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-33600352441896050522020-04-24T19:02:00.000-03:002020-04-24T20:36:00.768-03:00Notas de cuarentena 8<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">A falta de rutinas nuevas, abandoné este
diario y me dediqué a fotografiar las anomalías rurales -las paradojas de su paisaje, árboles fálicos, rincones de chatarra, lagunas que sin el hombre son oasis-. No obstante, sigo a la
distancia todo lo que sucede en Buenos Aires. Solo que desde Lobos,
pareciera estar en otro país, la cuarentena creo microespacios divisibles a su vez en microespacios que terminan en un premisa: la única patria segura ahora es el hogar. En Lobos el asilamiento obligatorio es un rumor que algunos
aprehenden e imitan, y que otros sutilmente parodian. Es como
si en el pueblo no hubieran cambiado los modos de socialización y se viviera un simulacro de cuarentena. En el fondo de las casas se teje otra versión del aislamiento. Para los parroquianos lo importante en verdad no es el aislamiento personal, si no el aislamiento colectivo. Todos parecen atentos a que no entre nadie de afuera. Una vez, por
alguna razón, se coló en Salvador María un auto que nadie conocía. La memoria
de los comerciantes es infalible acá. “Ese auto no es de acá. No sé como lo dejaron pasar. Si alguien baja y pregunta
dónde hay una carnicería, esa persona no es de acá, hay que denunciarla”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El principal suceso de estos días es la
tentativa fracasada del gobierno de Rodríguez Larreta de discriminar a la población
de riesgo –o mejor dicho, la población deficitaria para el neoliberalismo- y ahogarla
en prohibiciones y trámites para controlar su circulación y quizás aniquilarla espiritualmente: un atentado a la
poca libertad que les restaba a los ancianos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Las noticias que llegan de Buenos Aires
por momentos son alentantadoras –ya hay gente, con sus correspondientes
barbijos, que puede retomar sus quehaceres- <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y por momentos
desalentadoras –la proliferación de gente aceleró brotes de odio y paranoia-. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El cocktail de miedo y paranoia, para el
argentino medio, vuelve sospechosos a toda los que circulan sin una razón comprobable
a primera vista -y genera en la vida acuaretenada una nueva expectativa, un
nuevo horizonte cotidiano: la denuncia. Agarrar in fraganti al infractor y
entregarlo a las fauces de la ley. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Imagino que los barrios, en especial
Boedo, deben tener una vida de feriado, ese tipo de vitalidad ambigua, y a la hora de las compras deben formarse tumultos de gente, colas infames que remiten al pasado, todo tipo de obstáculos para sobrevivir en la cadena
de trámites burocráticos cotidianos: pagar cuentas, comprar alimento, sacar al perro. Rutas imposibles frente al totalitarismo de la pandemia. Ayer leí una nota cómica de Vargas Llosa, donde no perdía oportunidad de rotular a gobiernos como el de Argentina y España de autoritarios por las medidas de control que habían tomado. Desnaturalizaba causas, traspapelaba hechos, metía en la sopa su condimento predilecto: el populismo. Pero en la cocción los argumentos se evaporaban y quedaba un concentrado demagógico con gusto a nada. Se veían a la legua las hilachas de los argumentos de Don Mario. Sobre todo porque regimenes neoliberales que se vieron obligados a tomar las mismas medidas, ni siquiera eran considerados en la nota. La pandemia en definitiva inoculó un tipo de autoritarismo que no proviene del discurso político estrictamente tal como la conocemos, sino de la ciencia y los medios -agentes del miedo-. La ciencia médica, como recurso humano último para frenar al coronavirus, ahora reduce la política al sanitarismo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Los que se llevan la parte en esta
cuarentena, naturalmente, son los niños. Jamás se contempló el daño que podía
generar una interrupción tajante en la sociabilidad y los centenares de horas de
encierro, frente a pantallas adictivas y paredes que de pronto empiezan a hablar y
muñecos que se animan y susurran cosas. Si el estado natural de la infancia es el encantamiento,
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>ese mundo encantado, entre cuatro
paredes, termina siendo un universo de pesadillas, anquilosamiento e histeria, que a la vez
monstruifica a padres agotados. Emergeremos de esta cuarentena con treinta años más, desorbitados, listos para sumarnos a los grupos de riesgo en la próxima pandemia. </span><br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVtjPxJsxeQJxJ9zNfQ_7JEQQC9FlDjfog10azsrFVx3gdtFJ7CNpNkY5njly_yzfN2UVOH9qvwWoPXRA1kWwCy_Jcl9qvElC74__4VtwL1i-YIIDSLHGqDPdnhd_puilbiPeKYw/s1600/77D2CAAC-3B19-4F94-9B96-5E7A17C3A951.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVtjPxJsxeQJxJ9zNfQ_7JEQQC9FlDjfog10azsrFVx3gdtFJ7CNpNkY5njly_yzfN2UVOH9qvwWoPXRA1kWwCy_Jcl9qvElC74__4VtwL1i-YIIDSLHGqDPdnhd_puilbiPeKYw/s320/77D2CAAC-3B19-4F94-9B96-5E7A17C3A951.jpeg" width="320" /></a></span></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span lang="ES-TRAD"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilAq3GvtspDTxcFwYk9a6BfnS4ux_tj_Js2JD16KyYyCyG060MQkkg2E0nZKjQCLwEOmT1fvhSz_4Y9C4zY3jSAHZxLEuMPT5pDuNwzZEp-6kIwBx7EZhe_KJNC-vY_t73h5VAIQ/s1600/671488DA-9E44-4749-9CA4-DA2E0E218058.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilAq3GvtspDTxcFwYk9a6BfnS4ux_tj_Js2JD16KyYyCyG060MQkkg2E0nZKjQCLwEOmT1fvhSz_4Y9C4zY3jSAHZxLEuMPT5pDuNwzZEp-6kIwBx7EZhe_KJNC-vY_t73h5VAIQ/s320/671488DA-9E44-4749-9CA4-DA2E0E218058.jpeg" width="320" /></a></span></div>
</div>
</div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-10177152402405782942020-04-16T19:36:00.003-03:002020-04-16T19:36:54.471-03:00Notas de cuarentena 7<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Otro día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<span lang="ES-TRAD">Con el COVID19 –el nombre ya resuena como
mítica nave espacial que eyectó a la humanidad de la tierra-, las ideologías claudican, o se quedan sin fuente. La extrema derecha armada de EEUU, el ejército de voluntarios rednecks,
coincide con la postura del anarquismo europeo. Hay que terminar con el
lockdown. La extrema derecha califica al COVID19 de gripecita mata viejos y
cree que debe predominar la ley del fuerte y una selección natural parece en
este punto razonable para que no se detenga el show del capitalismo. Los
anarquistas creen en teorías conspirativas y afirman que el Estado y los medios
han aprovechado el coronavirus como un negocio para ejercer una suerte de
control biopolítico, justo cuando las democracias estaban totalmente
desacreditadas y aumentaban movimientos de protesta al estilo chileno. Algo de
esto esboza Agamben en una intervención que el paso del tiemo volvió obsoleta. Imagino
que cuando esta cuarentena total se levante, la mitad de las cosas que formaban
parte de nuestro mundo van a estar fuera de cuajo, como los árboles después de
un tornado.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br /></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-5978848391251399622020-04-11T18:54:00.001-03:002020-04-11T18:54:22.565-03:00Notas de cuarentena 6<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<span style="text-align: justify;">Camino al supermercado, me detengo en un cementerio de chatarra que hay en la entrada a la laguna. Es tan visible y lúgubre que siempre evité mirarlo. No son restos de autos, sino hierros exprimidos por la fatalidad: un museo de la tragedia vial bonaerense. Siempre chocan de frente entre el kilómetro 109 y 112 de la ruta 205. En general un camión con auto cargado de gente. </span><span style="text-align: justify;"> </span><span style="text-align: justify;">Hoy no pude evitar detenerme y filmar y hacer un par de fotos, pensando que el paisaje podía metamorfosearse y volverse una instalación del presente. </span><div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Bien temprano me desperté abatido y
convencido de dos cosas: el aislamiento social obligatorio terminará siendo <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>el complemento involuntario de la masacre económico social perpetrada por Mauricio Macri; Alberto
Fernández pasará a ser el presidente que no pudo desarrollarse por estos dos estragos
ajenos a su gestión. (No deja de apenarme que a un tipo así, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>uno de los pocos políticos que uno puede
sentarse a escuchar, haya tenido tanta mala suerte). <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Después de comprar artículos de limpieza para que nuestro ecosistema familiar no se derrumbe, quedé obnubilado por la presencia oblicua de un Ford
Taunus. Caminamos con Remo hasta ahí. De pronto apareció
el dueño y empezó a hablar del auto como si fuera un perro hallado al costado de la ruta. Lo había rescatado, estaba
en recuperación, su anterior dueño era un borracho que lo había vendido por
chirolas, en un año o dos mejoraría la chapa y la pintura, estaba entero. “Te
voy a mostrar el motor”, me dijo. “El motor no”, vociferó Remo, pero cuando le
expliqué que no iba a ponerlo en marcha y que en realidad iba a acceder a un laberinto nunca
visto, asintió fascinado. Al rato terminó casi adentro. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“2.3, motor potenciado que salió en el año 79 nada más”,
no paraba de repetir el hombre. “Un motor para toda la vida”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUO7JQDM0qJeisS23ATbB0cfEi2cPJgnJlfcFL8GYSa0jec9HoPLQe5os0E3YGWktT3fKMfmVcEajkzJzhilaMyMN3iNTJq48rslpYBlacKrTX1-ovNLzTi-DO4pLdPTW6iR0L0Q/s1600/IMG-6019.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUO7JQDM0qJeisS23ATbB0cfEi2cPJgnJlfcFL8GYSa0jec9HoPLQe5os0E3YGWktT3fKMfmVcEajkzJzhilaMyMN3iNTJq48rslpYBlacKrTX1-ovNLzTi-DO4pLdPTW6iR0L0Q/s320/IMG-6019.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Volamos hacia Salvador María, antes de que
cierre todo. "¿Y el chocolate, y el chocolate?". Tengo estudiado todos los rubros y en el autoservicio de Salvador
María cualquier vino cuesta un tercio menos que en la laguna. El lavadero de
autos que está junto a la vieja estación de tren hoy estaba abierto. Me acerqué
a investigar. Trabaja sólo una persona, en el medio de la nada. Me comentó que
cada vez que intentaba abrir en las últimas semanas, venía la patrulla . Hoy el
hombre le dijo a la policía que tenía que trabajar porque no tenía de qué vivir
y que prefería que lo llevaran preso de una vez. La patrulla entonces reculó: “abrí
pero un rato, no se lo digas a nadie”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Así funciona la cuarenta
por acá, entre los trazos de miedo, chusmerío y necesidad.</span> </div>
</div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-79651361922694508722020-04-09T18:34:00.002-03:002020-04-11T16:13:02.500-03:00Notas de cuarentena 5<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Días sin escribir en este diario. Me dediqué a organizar el blog
del taller y un Instagram para volcar los espejismos de campo. Siempre son espejismos en relación a lo humano. No hay paisajismo, creo, en las imágenes. </span>El del
taller no es cualquier blog, sino <a href="https://entramadosencuarentena.blogspot.com/" target="_blank">una bitácora específica, de microcuentos</a>,
para encauzar la toxicidad de la cuarentena. La producción de los
participantes es pletórica y me parece que funciona como memoria colectiva de
esta época. Escriben más
libres que nunca, con un mirada ácida y desencantada, capaz de digerir las
noticias más absurdas.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Se acerca el fin de la cuarentena y la
definición de la siguiente etapa, que seguramente sea otra cuarentena y así
sucesivamente hasta dividir el país en territorios con microcuarentenas, donde el vecino será siempre un peligroso vehículo de infección: el extranjero, al estilo Dogville. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Hay otro modo de pensar la situación. </span>Me la figuro de
esta manera: un ejército ataca una ciudad amurallada. Los ciudadanos resisten detrás
de las murallas con los víveres acopiados antes de la invasión. El ritmo de la
ciudad, ante el asedio, se paraliza. Se expande el terror, porque en algún momento
los bárbaros van a entrar y sacrificar a parte de la población. En un comité de
sabios, se debate la posibilidad de salir. “¿Cuánto tiempo podemos resistir
adentro, si sabemos que en algún momento entrará el ejército?” "¿Si
encontráramos un modo de salir sin ser vistos y dejar la ciudad vacía a merced
los bárbaros?” “¿Tenemos una salida secreta?”.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Me acostumbré a la idea de no poder
volver a retomar mis rutinas en Buenos Aires y entregarme a una nueva vida en
Lobos, lejos de mi pasado, casi como un exiliado pero con familia. Los amigos
parecen estar lejos, muy lejos, enterrados en el sarcófago de sus casas. Más
allá de que no estemos en Buenos Aires, tengo la impresión de que en la ciudad
todos experimentan lo mismo respecto a sus seres queridos: un aislamiento
insalvable que está a punto de volverse impresión de clandestinidad. ¿Cuál es nuestra salida
de emergencia, antes de que implosione socialmente el país? Debería ser una salida secreta, ajena al sentido común del Estado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br /></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-18539833443065123402020-04-04T18:41:00.000-03:002020-04-04T18:41:40.515-03:00Notas de cuarentena 4<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Pasan los días y la cuarentena se vuelve una forma de vida impensada.
Hoy en Página 12 leí una entrevista a una bióloga uruguaya, Silvia Ribeiro, que
arriesga una Hipótesis verosímil, nada conspirativa, para explicar el origen
mutante y feroz de este Virus. El COVID19 es el resultado, en resumidas cuentas,
de lo que el hombre ha hecho con los animales, con la cría industrializada a
gran escala de cerdos y pollos y la modificación de los hábitats naturales de
las especies y la desforestación. Es el Virus que retorna de esta suerte de salvaje
omnisciencia humana. Si la tierra tuviera un genoma, podríamos decir que el
hombre ha terminado de romper la cadena en varios pedazos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Me doy cuenta de que me acostumbré tanto a esta nueva rutina en el
aislamiento, que me parece normal no escribir al respecto. No escribo sobre mi
ropa, sobre el color de mis anteojos, por qué voy a decir que escribo por las tardes,
o que mientras Valentina ensaya a la mañana, con mi hijo Remo hacemos siempre
lo mismo. No por repetida esta rutina es monótona. Temprano, mientras preparo
el desayuno y Valentina todavía duerme, Remo juega con algunos animales a
través de los cuales recrea escenas del jardín de infantes -a esta altura
abolido- e introduce frases que escuchó alguna vez, en su prehistoria en Buenos
Aires. El juego es una cámara de resonancias que reúne frases de todos los
tiempos. “Te dije que no le pegaras. No se le pega a los amigos. Lucas
devolvele el juguete, devolvele el juguete. Ojo te vi bruja mala, portate bien
Víctor”. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una vez que está el desayuno,
casi siempre interrumpido porque mi hijo se pelea con alguna prenda de ropa que
le queda ligeramente torcida, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>itineramos
entre el comedor y su cuarto de juego, limpiamos la pelela, alimentamos a la
perra, y yo lucho por liberar la atención un minuto y hacerme café o ir al
baño. Mi desayuno suele componerse de las sobras de frutas y huevo que deja mi
hijo y panes milagrosos que encuentro en la mesada de la cocina. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Después de eso estamos listos para salir afuera a jugar al básquet
en un balde, o al fútbol en un arco hecho con troncos, o a una hamaca que hace
unos días logré colgar de la rama de un árbol y por momentos suple el espejismo
social que vivíamos en la plaza. Cerca de las once, cuando practicamos todos
los deportes posibles y avistamos todo tipo de aves, subimos al auto para hacer
las compras en el pueblo. Al principio dejaba a Remo en el auto dos minutos en
la sillita, ya que según las reglas de la cuarentena, las compras deben hacerse
de a uno. Alguna vez Remo se enchinchó y tuvimos que bajar los dos y ahí empezó
la mala cara de la gente, sobre todo de los comerciantes, que a mis espaldas
murmuraban “que no toque nada”, como si las góndolas en realidad fueran un
museo de virus. Pasados Sin embargo hubo un punto de inflexión: un día me
vieron entrar con esa hermosura de casi tres años y quince kilos colgando en la
mochila y se apiadaron. A partir de entonces pasé a ser el padre abnegado que protege
a su hijo de la amenaza y me reciben con los brazos abiertos. No sé si habré sentado tendencia, luego encontré otros
padres y madres que concurrían acompañados de sus hijos. Lo seguro es que
muchos, igual que yo, no tienen otra oportunidad de interrumpir la alienación de sus hijos, eligen que vean otras caras por unos minutos, para crear
un antes y un después, una temporalidad que en la reclusión social se aplana y se encarna
en la peor de las formas para un niño: el aburrimiento. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Hoy, después de más de quince días de cuarentena y de largas colas
de jubilados apelmazados en los bancos de las principales ciudades del país,
los comerciantes han dejado de lado las precauciones, ya no cuentan cuántas
personas entran al mismo tiempo en el lugar, ya no usan guantes de látex, y
constantemente están hablando por teléfono para que los proveedores no fallen. En el pueblo, casi todos los rubros parecen exceptuados de la cuarentena. Y el
que no está exceptuado, como la librería, abre igual con la aprobación popular: hay que comprar plasticola, lápices para los chicos confinados, cuadernos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Antes, durante y después de las compras, con Remo escuchamos
música. Siempre cuando subimos me dice: los Beatles papá. No sé cuántas veces los habrá
escuchado. Probablemente cien. Al principio yo obedecía a su pedido, pero con
el tiempo me di cuenta de que para él los Beatles eran sinónimo de música. En
estos días hice varios descubrimientos de psicodelia norteamericana de fines de
los sesena y mientras volvemos haciendo tiempo y recorriendo caminos rurales
para ver vacas, caballos y ovejas, reproduzco alguno en el auto: The search
party –un gótico psicodélico tenebroso que no le gustó nada-, Stone Harbour
–cuyos temas más melódicos merecen su aprobación-, The amboy dukes –que tiene
una agradable reminiscencia de The byrds y The<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Zombies pero que en cierto momento despertaron en él una demanda con
forma de queja: “no canta, que cante ya”. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNRa1tooBoVsdD3aJ8h6L-AbjVbzlwkc77syRcAT8zK30_hX2zZ_TUbY13HQGwNFaI2CANLXgZbfgOA9Fh-snViC1lgsgEPRf3tGO-sNvjL7KmMqrZqwl_3BCYFcsts_1boRsowA/s1600/WhatsApp+Image+2020-04-04+at+14.44.53.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="909" data-original-width="909" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNRa1tooBoVsdD3aJ8h6L-AbjVbzlwkc77syRcAT8zK30_hX2zZ_TUbY13HQGwNFaI2CANLXgZbfgOA9Fh-snViC1lgsgEPRf3tGO-sNvjL7KmMqrZqwl_3BCYFcsts_1boRsowA/s320/WhatsApp+Image+2020-04-04+at+14.44.53.jpeg" width="320" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Cuando al costado del camino vemos vacas, ovejas o caballos, nos
detenemos, y naturalmente cortamos la música, para iniciar una suerte de conexión
telepática con los animales. Se que no durarán cerca nuestro más de dos
minutos. Aunque no nos movamos, exudamos algo de la civilización apestada y siempre
se alejan en sentido opuesto. En esos dos minutos de gracia que nos dan, Remo baja
del auto, se presenta con la capa amarilla que Valentina le hizo, arranca un
poco de pasto y se acerca al alambrado a alimentar a los animales que todavía
no huyeron. Recién hoy la tentativa fue exitosa, porque aconsejados por
Valentina, en vez arrancar barbas insulsas de pasto, trajimos zanahorias. Todo
el recelo de los caballos se despejó. Uno, en particular, entró en confianza y
traspuso el alambrado con su hocico. Por fin el sueño de Remo de alimentar a los
animales del campo se vio concretado, aunque en el mismo momento en que el
caballo movió las fauces pastosas para darle un mordisco a la zanahoria, Remo la
arrojó y dijo: “Pero tiene dientes!!!” <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Recuerdo ahora, mientras cae el sol, la entrevista a Silvia
Ribeiro. Vuelvo a pensar en la salvaje omnisciencia humana y de pronto noto que
algo sobrenatural de esta cuarentena es que esta zona específica de Lobos parece
a salvo de la crueldad del hombre. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<br />oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-41470390667193923922020-04-03T00:12:00.001-03:002020-04-03T14:47:11.111-03:00Notas cuarentena 3<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="text-align: justify;">
Otro día</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De golpe me pregunto si los crecientes casos de trastornos psicológicos durante la pandemia, se deberán menos al aislamiento obligatorio que a la suspensión del capitalismo. Para muchos es como si les hubieran corrido el piso.Esto no estaba en las reglas de juego. Se trabaja, se descansa, se trabaja, se consume , se descansa, se trabaja, se consume, , y si la plusvalía se vuelve ahorro, se vacaciona: esta es la propedéutica del capitalismo. Pero ante la cuarentena, que no obedece a ninguno de los ciclos, quedamos en un limbo, a la espera. Para sobrevivir sin piso, hay que tener una subjetividad asentada, que sirva de apoyo. Con la cuarentena todos los suplementos libidinales e imposturas quedan suspendidos y el sujeto cautivo está obligado a revisarse en el tedio de las horas. El encuentro con uno mismo puede ser tan mortífero como el encuentro con un virus. Pienso en el aislamiento social en ciudades como Tokio y Seúl. Recién, grabándome, me di cuenta de que lo más parecido a una cuarentena que viví fue mi experiencia en las residencias de escritores de Corea. Respecto al extranjero, en oriente hay una doble distancia. La social, que ellos tienen entre sí por naturaleza, y la cultural. Creo que por momentos sufrí aquella estadía como un aislamiento obligado, sin nada propio. Mis salidas tenían siempre la misma motivación: abastecimiento de víveres.</div>
<div style="text-align: justify;">
Me llegan de Buenos Aires noticias medianamente alentadoras. Ya no hay tanta policía hostigando a los transeúntes. Parecen más abocados ahora a un quehacer más redituable: inspeccionar vehículos, incautarlos, multar si no cumple con los requisitos de la libre circulación. Se intensifica mi preocupación. Que la policía se tome esta injerencia como un derecho ganado. </div>
<div style="text-align: justify;">
Me pongo otra vez a pensar números, estadísticas. Me doy cuenta de que lo que no me cierra de la cuarentena en realidad proviene de lo que no cierra de la definición de pandemia. Me pregunto si con las gripes anteriores, con la cantidad de infectados (10% de la población anual se pesca algún tipo de virus gripal, es decir 600 millones) y con la cantidad de muertos (3% de ese 10%, es decir, 18 millones tienen complicaciones respiratorios) los peritos de la OMS no podrían haber generado una alarma mundial equivalente al del COVID19 y los diarios no podrían haber captado la atención de los lectores cronometrando la muerte en los distintos países al final del día . Desde hace tiempo, creo, los virus en la tierra son más mortíferos. Y este llego como el rey de los Virus. El Hiper Virus. Porque de alguna manera podría, él solo, si circula libremente, tener la expansión que tienen todas los virus juntos.</div>
<div style="text-align: justify;">
Creo que el COVID19 llegó en un momento indicado para un mundo cansando de sí, histérico, que necesitaba otro tipo de guerra para reciclar el capitalismo. Y los peritos, junto a un cortejo de medios de comunicación en banca rota, estaban ahí, en el momento justo, atentos al surgimiento de un nuevo tipo de virus feroz que, sin duda, puede exponenciar al infinito las víctimas que de por sí cada invierno trae a la Argentina.</div>
</div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-7218988381007592982020-04-01T16:54:00.000-03:002020-04-01T16:54:12.796-03:00Notas de cuarentena 2<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Un amigo me cuenta que después de dos semanas de encierro, bajó a la
calle para hacer unas compras. Respiró en la ciudad un clima de post guerra y
paranoia, algo sólo imaginable en novelas distópicas. Caminó en una ciudad
extraña. Imagino. Una ciudad onírica. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Cuando dejamos Buenos Aires, la ciudad empezaba a volverse otra. El
elemento paranoico presente en los que salen a la calle –son especies de
sobrevivientes- no está presente en el decorado pampeano. En Salvador María, salvo
por las medidas de precaución que toman en el almacén, el ritmo de vida no ha
cambiado mucho. La cuarentena en realidad sumió al pueblo en una era de siesta
perpetua. En las calles a veces se ven dos personas caminando juntas. En los almacenes,
donde permiten entrar más de tres personas al mismo tiempo, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>se forman en la puerta colas desordenadas
donde es imposible entrenar la charla. En la primera etapa de la cuarenta había
una patrulla que cada tanto se desplazaba por la zona, sobre todo para
apercibir a los trabajadores que querían seguir con sus rutinas. Ahora no hay
patrullas, como si la policía no pudiera tomarse en serio en el pueblo la
segunda parte de esta cuarentena y hubiera dejado la zona liberada a modo de
protesta. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Cuando algún lejano se levante la cuarentena, creo que extrañaré
esta vida por fuera del capitalismo. Las ciudades, en especial Buenos Aires, ya
se han transformado en motores averiados y recalentados del capitalismo. Un
motor con un millón de kilómetros, que sigue funcionando a la fuerza, después
de haber sido rectificado decenas de veces. No sé cuánta gente, después de la
cuarentena, querrá volver a circular por ese engranaje recalentado. Imagino
jóvenes y abuelos migrando hacia el campo o los pueblos fantasmas, con el NO al
capitalismo pegado en la luneta trasera. Recolonizando la pampa. Migrando hacia
el espejismo del autocultivo. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD">Lo seguro es que después de este enfriamiento, el planeta va a
estar mejor. Hace años venía pidiendo una tregua. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<br /></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-70920567200537392542020-03-31T18:27:00.000-03:002020-04-02T00:06:56.622-03:00Notas de la cuaretena 1<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
Un día<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Con el coronavirus, cualquier ficción queda indefinida. Un poco desapropia al escritor –al menos al tipo de escritor que soy- de la necesidad de ficcionalizar. De alguna manera, pareciera que siempre estuve por escribir acerca de esto que estaba a punto de pasar. Y sucedió: un ensayo del apocalipsis. Eso es el corona virus que impuso la agenda mediática y cooptó gobiernos que temen colapsar y ser reflejos de Italia. Las cuarentenas sospecho martirizan psicológica y económicamente a una buena parte de la población. Esta por verse el alcance de ese daño en contraste con el alcance de la pandemia, que según Pablo Goldschimidt, está sobredimensionado. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">--<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día </span><br />
<span lang="ES-TRAD">Este virus anticapitalista que todo lo tiene suspendido, ha conseguido la alianza de dos poderes moribundos a través de una fijación psicótica. El mediático desprestigiado y el poder político. De alguna manera, el virus nos retrotrajo y devolvió la figura del soberano al centro. Aquel capaz de defender al pueblo del enemigo. No hay guerra, pero hay virus. Y como en la guerra, en las epidemias alguien sale ganando. Al menos simbólicamente. Por un lado el soberano, y por otro los medios de comunicación, que ocupan un lugar mesiánico. La expansión del virus alcanza la velocidad de expansión mediática y casi da la sensación de que se contagia a través de las noticias. Es consecuencia de la interacción completa que hemos alcanzado a nivel mundial. A la vez, a contramarcha de esta velocidad informativa, las economías entran en un estancamiento que será el único régimen de producción a largo plazo, consecuencia de lo cual la sociedad de consumo, quedará suspendida. Quizás de ahí nazca una nueva sociedad, post consumo, post espectáculo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">---<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día </span><br />
<span lang="ES-TRAD">El virus que retorna y retorna como información sin centro, nos aleja de la infalibilidad. Y de golpe el capitalismo yace herido. Por un virus. Trump, destinado a perpetuarse, podría perder las elecciones. Ese hombrecito autoritario y sin miedo –por su propia locura-, parece dispuesto a sacrificar a una parte de la población ociosa en un tiempo corto de tiempo, el tiempo que antecede a las primarias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Sobre las imágenes apocalípticas de la pandemia, podría decirse que sirven a las necesidades ideológicas de la extrema derecha. Y son el puntapié de una forma de biopolítica explícita. La cuarentena deja en evidencia en el primer mundo, sobre todo en Asia, que el Estado para sobrevivir a la crisis debe aferrarse a la figura de un estado tecnototalitario. Es el Estado autoritario que aparece en momentos excepcionales, como la guerra o una pandemia.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">---<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Otro día </span><br />
<span lang="ES-TRAD">Recibo noticias de Buenos Aires: la policía está cada vez más implacable. La gente simula pasear sus perros para tomar aire y mirar otros cuerpos a la distancia. Leo diarios: centenares de detenidos por violar la cuarentena. No deja de incomodarme profundamente una cuarentena militarizada y el miedo duplicado: miedo al virus que llega a través de los medios, miedo a la policía. Que aparezcan los militares o la policía, como en los setenta, para garantizar el orden y hacer cumplir un decreto de necesidad y urgencia. ¿Habrá una guerra silenciosa entre fuerzas de seguridad y personas de escasos recursos que necesitan ir a trabajar y no pueden sobrevivir con la ayuda modesta del Estado?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Una cuarentena debe aplicarse y el Estado debe confiar en que los sujetos a los que está dirigida responderán favorablemente si pueden. Las palabras del presidente deberían alcanzar y dejar espacio de decisión y responsabilidad civil. Suena ingenuo o idílico. Pero sino la identidad colectiva, la posibilidad de una idiosincrasia, habrá fracasado. Con la injerencia militar, puede aparecer un Estado que reactiva en la Argentina un imaginario truculento. El rol del Estado que los grupos más conservadores le asignan: ordenar la patria. Por otra parte, otorgarle a las fuerzas armadas poder tiene un doble filo. No olvidemos que las fuerzas de seguridad fueron históricamente monos con navaja. Y no le va a resultar gratuito a Alberto haber recurrido a las fuerzas armadas: ahora tienen un lugar y son los árbitros de la realidad. Lo que siempre han estado esperando: parados en las esquinas, piden documentos, son los portavoces del orden y la salud pública. Viven un gran momento de realización personal. Pero cuándo esto pase, ¿cómo haremos para retirarles ese lugar y bajarlos del caballo? ¿No se aferrarán con uñas y dientes a la "autoridad moral ganada" durante la pandemia?</span><br />
<span lang="ES-TRAD">En las villas hasta hace poco quien distribuían ayuda y alimentos era la militancia. Hoy son los militares. El totalitarismo de cualquier manera habría asomado bajo forma de big data como en China y aplicaciones en tiempo real para demarcar zonas afectadas. Estaríamos hablando del control abstracto de un Estado/Dios que califica la buena conducta de sus ciudadanos y de a poco los disciplina. Por ende, cualquier decisión activa del Estado frente a la pandemia habría implicado algún tipo de autoritarismo. Paradójicamente, los Estados pasivos, que coinciden con las derechas obtusas del mundo, son los que en este punto han quedado a la izquierda. Salvo el caso de México, que podemos decir es un Estado pasivo por decisión y no por negligencia. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">--- <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otro día </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En esta cuarentena total, donde por condiciones psíquicas o económicas para algunos no es posible mantener la cuarentena, debemos admitir que las condiciones históricas y socio económicas actuales no permiten, como en Europa –que no tuvo dictaduras recientes ni a Macri-, permanecer en cautiverio. Así como Alberto Fernández privilegia la salud por sobre la economía, la mayoría de las capas bajas va a privilegiar la economía personal por sobre la supuesta salud colectiva, ya que sin economía los problemas en cualquier familia implican no sólo mala salud, sino desvida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">El segundero de las estadísticas del terrorismo mediático, sin embargo, no estará incorporando los efectos mortales de esta cuarentena que, como se escucha en las calles de Salvador María, se va a contar más vidas por las consecuencias que va a tener en el día a día en más de la mitad de la población que por el virus en sí. Es cierto que sin cuarentena, esas muertes se multiplicarían por el desborde de un sistema de salud precario y en estado de pánico. Sospecho que la posibilidad de contacto social mínimo, como en Alemania, fortalecería el sistema inmunológico de toda la población. Sobre todo en los niños, que ahora tienen que acostumbrarse a un mundo sin pares o a un mundo virtual.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Estamos en un cuello de botella: con cuarentena va haber víctimas de la economía. Sin cuarentena, víctimas de la pandemia. El panorama no podía ser peor para Alberto Fernández después de los cuatro años de desmantelamiento macrista. El mejor presidente posible en el peor momento de la historia. La única alternativa es empezar a trazar un camino intermedio, con tests masivos, porque una cuarentena conduce a otra y así sucesivamente, como los pasillos de El lugar de Levrero que comunican cuartos que proliferan cada vez que se cierra una puerta detrás. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Y hay una cuestión más, que tal vez ataña conscientemente a una pequeña parte de la población, e inconscientemente a gran parte. La vida humana no es sólo un organismo biológico. Es social: implica lazos con el otro. Y el aislamiento social obligatorio tal vez termine matando algo de cada uno. En principio, anoto una obviedad: la imposibilidad de trabajar mata espiritualmente. Esa pasividad obligada mata también físicamente. Las consecuencias sociales van a sentirse como una pandemia sólo cuantificable por el vademecum de los psiquiatras.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">En definitiva, el aislamiento priva de subjetividad y por eso la única respuesta, en mi caso, es escribir. En Argentina, además, las condiciones para que este aislamiento suceda, han tenido un costo simbólico enorme. Otra vez policías y militares en el centro de la escena. Nadie lo habría elegido y sucedió así. El tejido social, entonces, por efecto del aislamiento obligatorio, ha quedado perforado y reconstruirlo va a llevar más tiempo del que se cree. Algunos grupos podrán recuperarse económicamente a corto plazo, otros a mediano plazo, otros a largo plazo y el resto nunca, ¿pero la reconstrucción psíquica?<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">------------<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
Otro día</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Entramos en la segunda etapa de cuarenta. El día de ayer no escribí en este diario, golpeado por la decisión del presidente. De alguna manera, fue un día duelo. Esperaba una extensión de la cuarentena, pero no de esta magnitud.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Todas las entradas anteriores fueron escritas bajo el pánico de que la cuarentena se extendiera y nunca pudiéramos retomar nuestra rutina en Buenos Aires. Así sucedió y después de un día de resignación vivir en cuarentena empezó a ser normal. De acá en adelante podría vivir en cuarentena semanas. Valentina encontró una rutina de ensayos, yo encontré una rutina de escritura a la tarde, y sobre todo porque nuestro hijo empezó a crear rutinas y terminó resignándose –o aprendiendo- a jugar solo y a hablar con amigos imaginarios. Terminó aceptando –también hizo su duelo- que el jardín está cerrado, que no puede ver a sus amigos de plaza, que está solo con nosotros y tiene que esperar a que esta transformación del mundo –porque el virus es el vehículo de esa transformación-, termine .<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD">Tal vez el tiempo demuestre que la cuarentena ayudó a preparar al sistema de salud nacional frente a la catástrofe. Leí que el presidente utilizó una metáfora futbolera para graficar su decisión. El teorema de Gorosito: haciendo las cosas bien es más probablemente que los resultados sean buenos. Suena lógico, como la apuesta de Pascal. El presidente se refería al modo de jugar de Argentinos Juniors -equipo del que también soy hincha-, bajo la dirección de Gorosito, en contraste con el juego especulativo de Argentinos bajo la dirección de Caruso Lombardi, que tenía un juego especulativo y feo. La diferencia es que Argentinos con Caruso luchaba para no descender y con Gorosito por salir campeón. El que especula en realidad quiere asegurarse que las cosas no le salgan mal. Van por poco y nada: salvarse. El que llevar adelante la receta del bien hacer, en realidad no pierde nada, porque si las cosas no salen no hay fatalidad. Nosotros coyunturalmente estamos más cerca del Argentinos de Caruso que del Gorosito. Si las cosas salen mal, descendemos. Si salen bien, a lo sumo quedamos en zona de riesgo para el campeonato que viene.(continuará…)</span></div>
<br /></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-69555302776895921762017-08-08T15:57:00.000-03:002017-08-08T15:57:17.094-03:00Espectros<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Columna en Cultura Perfil, <a href="http://www.perfil.com/columnistas/espectros.phtml" target="_blank">acá</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-2310312191776489802017-08-08T15:56:00.000-03:002017-08-08T15:56:43.003-03:00Formas de desarraigo<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Columna en Cuultura Perfil, <a href="http://www.perfil.com/columnistas/formas-de-desarraigo.phtml" target="_blank">acá</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-9550567036337715682017-08-08T15:55:00.002-03:002017-08-08T15:55:47.286-03:00Estado de gracia<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
Columna en Perfil, <a href="http://www.perfil.com/cultura/estado-de-gracia.phtml" target="_blank">acá.</a> </div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-1565963345554898682017-07-03T17:58:00.002-03:002017-07-03T17:58:20.893-03:00Nostalgia del viajero<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="http://www.perfil.com/columnistas/nostalgia-del-viajero.phtml" target="_blank">Columna en Perfil</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-88188865034813991382017-06-16T12:36:00.002-03:002017-06-16T12:37:02.561-03:00Muerto en vida<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<a href="http://www.perfil.com/columnistas/muerto-en-vida.phtml" target="_blank">Columna en Perfil Cultura, acá</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-4343486570455164602017-05-30T19:33:00.002-03:002017-05-30T19:33:35.790-03:00Diez segundos para correr<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Columna aparecida en<a href="http://www.perfil.com/columnistas/diez-segundos-para-correr.phtml" target="_blank"> PErfil Cultura</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-3949677042378455352017-05-17T16:37:00.003-03:002017-05-17T16:37:56.665-03:00Ver Nápoles, después huir<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Columna <a href="http://www.perfil.com/columnistas/ver-napoles-despues-huir.phtml" target="_blank">publicada en Cultura Perfil</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-17432722215559322992017-04-30T20:55:00.003-03:002017-04-30T20:55:32.807-03:00Historia del miedo<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Columna publicada en Perfil Cultura, <a href="http://www.perfil.com/columnistas/historia-del-miedo.phtml" target="_blank">acá</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-35401067955791447052017-04-30T20:54:00.004-03:002017-04-30T20:54:35.074-03:00Historia de una huelga<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Columna publicada en Perfil , <a href="http://www.perfil.com/columnistas/historia-de-una-huelga.phtml" target="_blank">acá</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-11180293577843156612017-03-22T15:31:00.002-03:002017-03-22T15:31:25.500-03:00Dos columnas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Esporádicamente, el diario Perfil sube las columnas de viaje. Acá van dos, la primera de febrero y la segunda de marzo:<br />
<br />
<a href="http://www.perfil.com/cultura/siglo-xxi-persona-non-grata.phtml">http://www.perfil.com/cultura/siglo-xxi-persona-non-grata.phtml</a><br />
<br />
<a href="http://www.perfil.com/columnistas/la-plaza.phtml">http://www.perfil.com/columnistas/la-plaza.phtml</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-60218284400923979322017-02-08T17:04:00.001-03:002017-02-08T17:04:44.237-03:00Taller de pensamiento y escritura<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3556" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3555" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3554" style="font-family: georgia, serif;"><b id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3553"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3552" style="font-size: medium;">Taller de
pensamiento y escritura</span> </b></span></span></div>
<div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3537" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3551" style="color: #444444;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3550" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3549" style="font-family: georgia, serif;"><i id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3548">Investigar lo que porta el cuerpo</i></span></span></span></div>
<span style="color: #444444;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: georgia, serif;">
</span></span></span><div style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="color: #444444;">
</span><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: georgia, serif;"></span></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: georgia, serif;">
</span></span><div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3547" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3546" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3545" style="font-family: georgia, serif;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3544" style="font-family: garamond, serif;">Se escribe para saborear con alegría, o bien triturar con minucia,
lo que nos toca.
</span></span></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">
</span></span><div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3568" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3567" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3566" style="font-family: garamond, serif;">
Se escribe para enterarse de lo que se piensa, entenderlo mejor.</span></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">
</span></span><div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3571" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3570" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3569" style="font-family: garamond, serif;">
Para no ser escrito, se escribe. Para que el cuerpo, el alma, defina
su criterio -critique-, y formalice su propio tono ante el viento de lo dado.</span></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">
</span></span><div style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">
</span></span><div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3573" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3572" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3574" style="font-family: garamond, serif;">
Se escribe como actividad física que da materialidad al pensamiento;
es también un antídoto contra la neurosis. Pensar es dar sentido.
Escribir explora tanto las intuiciones como los fantasmas, y abre una
zona de libertad -acaso discreta libertad, visible solo para quien la
labra-.</span></span></div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">
</span></span><div style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">
</span></span><div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3576" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3575" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3577" style="font-family: garamond, serif;">
El plan es <span style="color: blue;">trabajar el pensamiento mediante la escritura y viceversa</span>.
Desde lo que cada uno tenga en la cabeza y en las manos: </span></span><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3579" style="font-size: x-small;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3578" style="font-family: garamond, serif;"><span style="font-size: x-small;"><span style="font-family: garamond, serif;">artículos temáticos, </span></span>ideas
sueltas, crítica de obras teóricas o artísticas, memorias, alegatos,
diarios, crónicas urbanas, máximas, relatos y mundos en general... Y
leer
textos ajenos, para practicar el entendimiento de la vida en las
letras. No hace falta tener materiales en proceso, ni estar seguro de
nada.
</span></span></div>
<span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia, serif;">
</span></span><div style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<span style="font-size: medium;"><span style="font-family: georgia, serif;">
</span></span><div id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3581" style="font-weight: normal; line-height: 100%; margin-bottom: 0cm;">
<span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3580" style="font-size: medium;"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3583" style="font-family: georgia, serif;">
<b id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3582"><span id="yui_3_16_0_ym19_1_1486584596734_3584" style="font-size: x-small;">Empieza en marzo con frecuencia quincenal; consultas e inscripciones, <a href="mailto:agustinjvalle@gmail.com" rel="nofollow" target="_blank">agustinjvalle@gmail.com</a></span></b></span></span></div>
<br /><br />
</div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-64559938896185233322017-01-16T11:32:00.001-03:002017-01-16T11:33:20.321-03:00Apuntes en viaje<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Finalmente la columna Apuntes enviaje, que dejé de subir manualmente a este blog, empieza a estar online en el diario Perfil. <a href="http://www.perfil.com/cultura/ambito-de-perdicion.phtml" rel="nofollow" target="_blank">Acá el link</a></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-61130941995879440602016-07-07T00:48:00.002-03:002016-07-07T00:48:38.243-03:00Mafia y posguerra<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUxf49FSsQmBRkU45zK3KTU7tUSJgj2T99yq-MP6_VhUB7WLYmmBAeBkPi2PrIjVYWj8m8KcHYbM_hz3XqzhXIPADTavl_NX3eikn-tVa8z7twzvgf5sp1jSjaID9w00xGSOxHVA/s1600/Afiche-talleres-oliverio.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUxf49FSsQmBRkU45zK3KTU7tUSJgj2T99yq-MP6_VhUB7WLYmmBAeBkPi2PrIjVYWj8m8KcHYbM_hz3XqzhXIPADTavl_NX3eikn-tVa8z7twzvgf5sp1jSjaID9w00xGSOxHVA/s320/Afiche-talleres-oliverio.gif" width="320" /></a></div>
<br /></div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-11134362960494727812016-05-24T01:08:00.004-03:002016-05-24T01:08:44.744-03:00Últimas noticias de Las Vegas<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<br />
<style>
<!--
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Desde
la invención del Bafici, cada año, después de un début maratónico a los
veintiún años en la edición de mil novecientos noventa y ocho, cuando era capaz
de ver seis películas por día, mi rendimiento fue inversamente proporcional a
mi edad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Estimo que mi retiro de las
grandes ligas cinéfilas se aceleró cuando desde el Gobierno de la Ciudad desplazaron
el festival de ese epicentro festivo y equidistante que era el Abasto y lo
implantaron en una de las zonas menos equitativas de la ciudad. Tal es así que
este año vi una sola película, un retrato fenomenal de Las Vegas. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Nunca
estuve en esa ciudad, pero no puedo negar siempre me tentó la experiencia y
alguna vez, de visita en Nueva York, jugué con la idea de comprar una de esos
tickets baratísimos de último momento. La ciudad en el imaginario popular es el
pináculo de perdición y la ostentación de la clase media norteamericana. Las
vistas panorámicas en las veladas boxísticas televisadas por ESPM desde Hotel MGM,
sin embargo, confirman ese lujo artificial. El azar me condujo hacia una de las
salas subterráneas del Village Recoleta, que por su escenificación podía ser
parte de la misma ciudad que el director del film en cuestión diseccionaba con un
ojo etnográfico y frankfurtiano -equiparable al de Harum Faroki en sus primeros
films-.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Ninguna
película como <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las Vegas en 16 partes</i>
se adecúa mejor a los fines de ésta columna de viaje. El director, Luciano
Piazza, viajó durante más de un año a Las Vegas y en sucesivas inmersiones en
el formato 16 mm absorbió pedazos de una ciudad inventada por la industria del espectáculo
a mediados del siglo XX, en un área donde nadie en su sano juicio desearía
vivir. Improvisó, a partir de esos fragmentos, un ensayo en torno las liturgias
del consumo analógico, liturgias ajenas al mundo virtual, con el mérito de
exhibir cada trazo humano que queda atrapado en los engranajes de ese monstruo
urbano, sin imprimir una mirada cínica, ni moral ni humorística. Los
personajes, visitantes reales de Las Vegas, habitan la pantalla durante unos
pocos segundos como héroes minúsculos de la aventura que propone esa ciudad en
continuo naufragio. Son estrellas fugaces que no obstante, en el modo de declamar
su pulsión frente a la cámara –como si confesarse formara parte también del
entretenimiento-, se humanizan. La ciudad los vuelve finitos: parte de un
montaje para la posteridad.</div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Al ver
ese híbrido de ensayo, documental y ficción, sucumbí a la tentación de
preguntarme si Las Vegas es realmente una ciudad y si no debería definirse más
bien como parque de diversiones y de terror para adultos. Las Vegas no tiene
habitantes permanentes o ciudadanos, nadie nace, vive y muere ahí, aunque
transitoriamente, para garantizar el funcionamiento de esa gran marca norteamericana
durante las veinte cuatro horas los trescientos sesenta y cinco días del año,
residan como mano de obra o marco vivo seiscientas mil personas. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Las Vegas en dieciséis partes</i>
constituye, en definitiva, un tipo de viaje diferente al que se suele abordar
en este tipo de columnas, pero al salir del cine tuve la sensación de haber apresado
por un instante el alma de una ciudad que se reversiona a sí misma. Luego tuve la
certeza de que esa sensación era deudora de una mente cinematográfica que
estudiaba en cada vida la promesa de un ciclo de fortuna, plenitud y vacío,
para desentrañar las relaciones más ocultas entre capitalismo y deseo. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig6Ei1jt1huknmS75WoLzfhl0-iNkTdC2gzhpQLE2EThCU9HAsqrz7yZCx6Ncptx1Vwvhjpk450LOVtCpuj16kGC8b-lZuoTbgKd1yFrza1eSj-c_GiUXtUoNMx4DDb1Y0_co7vg/s1600/photo%25281%2529.jpg" imageanchor="1"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig6Ei1jt1huknmS75WoLzfhl0-iNkTdC2gzhpQLE2EThCU9HAsqrz7yZCx6Ncptx1Vwvhjpk450LOVtCpuj16kGC8b-lZuoTbgKd1yFrza1eSj-c_GiUXtUoNMx4DDb1Y0_co7vg/s320/photo%25281%2529.jpg" width="160" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
* Columna publicada el 15 de mayo de 2016 en Perfil Cultura</div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-9913266.post-65072068618595358402016-05-24T01:06:00.004-03:002016-05-24T01:06:57.863-03:00Zona protegida *<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
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<br />
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Las
ciudades que siempre uno ama y odia son aquellas a las que tiene que volver en
el recuerdo. También, aquellas en las que uno tiene que volver a altas horas, o
tal vez de noche, simplemente, a solas en un tren suburbano, en estado relativo
de ebriedad o de perplejidad –diríamos que ebriedad y perplejidad son accidentes
subjetivos vinculados a la sensación de extranjeridad-. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Volviendo
de la Estación Pacífico hacia Villa del Parque, en el Tren San Martín, al
escuchar la voz de una máquina que parece dialogar con la soledad del pasajero
y anuncia el nombre de cada estación y recomienda esperar a que el tren se haya
detenido para bajar,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>primero en español
peninsular y luego en inglés, recupero esa misma sensación que experimenté en
Londres y Seúl: un profundo extrañamiento por un tono que no me pertenece. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Aunque
desde hace tiempo tomo ese tren y me enfrento a esa grabación globalizada, es
la primera vez que cala en mi alma de un modo tan desolador.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Deduzco que la sensación tal vez sea efecto
tardío de las medidas de este gobierno: medidas que generan entre el empleador
y el empleado una asimetría permanente. De pronto, la sensación de habitante
global abatido, que vuelve a su casa flameando en un traje barato después de brindar
servicios indeseados para una supervivencia digna, me aplasta. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>En vez de cruzar la vía y caminar hacia mi
casa en Agronomía, me pierdo en la Paternal, e inició un viaje a pie, en sentido
opuesto a la voz maquinal que en los trenes expulsa a los circunstanciales
pasajeros recordándoles, en su tono neutro, que podrían no pertenecer ya a
ningún lugar. Las calles empedradas y la luz parece venir de una ciudad o un
barrio que está viendo nacer a Maradona y conserva en su quietud secuelas de la
dictadura. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Además
de la cancha de Argentinos Juniors, epicentro sentimental porteño, me topo
súbitamente con una placa que indica que ahí, Artigas 1917, nació y vivió
Norberto Napolitano, alias Pappo, alías Carpo.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>No puedo dejar de recordar los grandes discos Pappos Blues, previos a la
etapa Riff y a un ocaso poblado de fierros y exposición mediática.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Volumen I, II, III, IV, V, contienen lo mejor
de un rock nacional permeado por la guitarra demoledora de Hendrix y la
versatilidad de Ritchie Blackmore. Al igual que en Hendrix, la genialidad
autodidacta de Pappo permitió libertades impensables para cualquier otro músico.
En la Argentina no hay ni hubo, sin duda, un guitarrista con tanta capacidad de
improvisación que además podía hacer con el instrumento todo lo que se le
ocurría. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
Por
alguna razón, los ladrillos a la vista de la casa de Pappo y la última racha de
luz que pasa entre los plátanos enormes e imprime en el asfalto un resplandor
plomizo, diluyen el extrañamiento. Ese misterioso magnetismo me hace pensar en
los viajes de Pappo a Inglaterra y en el extrañamiento que ese guitarrista, durante
sus exilios ingleses, debe haber experimentado al atravesar Londres en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">tube</i> para trabajar en una sala de ensayo
en la que conocería al baterista de Led Zeppelin, John Bonhan, y a Lemmy, el
cantante de una banda naciente, Motorhead. </div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
De
regreso a casa, al cruzar el puente de hierro por sobre la calle artigas, me
detengo a pensar que tal vez por carecer de zonas de protección sentimental, en
el recuerdo Londres o Seúl no sean ciudades idílicas sino ciudades perdidas, que
en vez de asentarse mutan como un organismo imperfectible. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span style="mso-spacerun: yes;">* Columna publicada el 1 mayo de 2016</span></div>
</div>
oliverio coelhohttp://www.blogger.com/profile/01435457878368671830noreply@blogger.com0