jueves, junio 17, 2010

Triángulo amoroso

Buenos Aires amaneció con mucho frío y sol. En varias plazas se veía a gente abrigadísima, como si estuviera en Sudáfrica, tendida en el pasto, con mate y bizcochitos. Para mí fue demasiado tempranero ese picnic invernal y preferí ver al público de Buenos Aires y al de Johannesburgo desde mi casa, encerrado en mi escritorio, con mi mate y con el malhumor que en cualquiera produce acostarse tarde y levantarse muy temprano. (sigue en el blog de Babelia...)

Lisboa

Como una ópera, distribuida en actos y con picos de fatalidad y mesetas reflexivas, Lisboa. Un melodrama tiene un epicentro: una única y calidoscópica noche de 1942. En ese día, en plena Segunda Guerra, con Argentina y Portugal dirimiendo su neutralidad, Leopoldo Brizuela exponencia un universo repleto de matices, velocidades, voces y anécdotas entrañables fundadas en dos mitologías fronterizas: la del fado y la del tango. Además de reproducir a escala las tensiones de una Europa en crisis, descifra e inventa con total libertad rastros de una Argentina perdida, fantasmagorías de época y linajes aturdidos, con una precisión y una ambición que pocas novelas tienen, hoy en día, de este lado del Atlántico. (sigue en Inrockuptibles libros).

Ruido de fondo

“Es muy pintoresco el público de acá, pero con esas cornetitas es muy difícil jugar”, se le escuchó decir a Tabárez, el técnico de Uruguay. Cada pueblo tiene sus rituales en la cancha. A un argentino le resulta inexplicable que en México las hinchadas rivales puedan mezclarse en las tribunas y convivir pacíficamente mientras toman litros de Corona. Habrá que buscar en tradiciones antiguas la predilección de los simpatizantes sudafricanos por esas trompetas alargadas que, si bien en las canchas argentinas todavía existen, suenan de manera aislada, cuando los equipos entran, mientras cae una la lluvia de papelitos, serpentinas y tres tiros. Quizás a un sudafricano instalado en una popular durante un River Boca, pueda resultarle igual de insufrible la cortina de cánticos, los saltos frenéticos y las avalanchas ante cada situación de gol.(sigue en el blog de Babelia...)