martes, junio 22, 2010
El mediador
Me niego a hacer el cálculo de las horas de fútbol que llevo, pero creo que he visto el ochenta por ciento de los partidos de este Mundial, y comienzo a sentir los efectos secundarios de la enajenación televisiva. Lamentablemente recién ahora, después de doce años, tengo de nuevo televisión, justo cuando el fútbol de elite es una práctica demasiado táctica, en la que cada jugador tiene una especialización. Este fútbol tedioso se parece cada vez más a un ajedrez de espacios reducidos, defensas cerradas, asfixia de las piezas del rival. El espacio explosivo de la combinación y la fantasía ha quedado relegado, porque ganar es secundario: la estrategia para un ajedrecista posicional –Karpov, por nombrar al mayor exponente– consiste en jugar limitando al rival hasta que este cometa un error, para ganar la calidad –o la mínima diferencia–. (sigue en el blog de Babelia).
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