Conejillo de Indias
martes, marzo 27, 2012
Formas públicas de esperar
Cuando cumplí once años me regalaron una responsabilidad de la que casi nunca, en adelante, hasta la llegada de los cajeros automáticos, pude zafar. Me encargaron pagar los servicios públicos a la mañana, antes de ir a la escuela. Finalizaba la década del ochenta. La luz o el agua se pagaban en el Banco Ciudad. Me llevaba una historieta y pasaba un par de horas al sol, avanzando de a milímetros hasta acceder al interior del banco, aunque casi siempre las probabilidades de cumplir el trámite a tiempo eran de una sobre tres. El acceso a menudo requería varias tentativas en días sucesivos. Pagar la luz cerca del día del vencimiento podía demandar cinco días de estoicismo matutino. (Sigue en Perfil Cultura)
1 comentario:
MARIA FABIANA CALDERARI
dijo...
Leerte es un placer...
12:20 a.m.
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Leerte es un placer...
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