domingo, julio 17, 2005

Identificación de una mujer II

De acuerdo, una mujer desaparece para dejarle al hombre un espacio decisión. En esa desaparición el hombre decide buscarla y corregir el enigma que más tarde dará lugar otra desaparición. Lo que Badiou deja fuera de campo en su lectura de la película de Antonioni es que a menudo el hombre, al buscar a esa mujer puede renunciar identificarla no porque duscubra su imposibilidad, sino porque encuentra en el lugar del enigma a otra mujer. Ahí reside la paradoja: identificar a una mujer es imposible porque lo que de ella se identifica está en otra mujer. Ese es el verdadero espacio de decisión que, sin saberlo, propone una mujer al retirarse: no exige una decisión respecto al amor, si no respecto a esa otra mujer -pasada o futura- que interfiere su posibilidad de ser identificada. A pesar de todo esa otra mujer, a la manera de un negativo, delata a la anterior -siempre tardíamente-, la incluye y la encadena a todas las habidas y por haber. Ésta otra mujer seguramente desaparecerá porque la decisión de un hombre nunca alcanza: si esa decisión es sincera, entonces la mujer tiende a transformarse en la otra para abrir la exigencia de otra definición, o bien elige flotar en el pensamiento encarnado del amor, o bien huye espantada por los anatemas del hombre que se sabe enamorado y lo confiesa porque ha identificado en ella... a una mujer en pasado.

2 comentarios:

elvis dijo...

hasta tus no admiradores te acosan oliverio,
http://sandrovive.blogspot.com/

un abrazo
nc

Mercedes Gómez de la Cruz dijo...

Oliverio: tanta precisión me espanta. Delata lo que, siendo mujer, siempre supe... y siempre temo. Sos un hijo de puta, en el sentido más positivo del término. Yo, mujer, no quiero ser reconocida en otra mujer sino en el amor, en el mío. Pero, evidentemente, el encadenamiento es inevitable... Hombre tenías que ser