martes, junio 28, 2005

El viaje

Una voz muerta habla en los sueños. No nombra, no define los muros de un idioma, y sin embargo vacila en la astilla del monólogo. Los objetos, como el tacto, son inaccesibles: en los sueños están del otro lado de la lengua, caen hacia el canto. La amada del pasado vuelve clandestina en el centro de otra mujer, yace en su palidez estricta, prepara la trampa y de pronto se transforma en una hermana cuando la entonación desova el hechizo de una voz.
Es ella. El olvido la ha deformado, ha barrido de su piel las diferencias y ha mezclado en su sexo raíces y encías de sal. Sin embargo para Ulises la realidad de esa voz muerta cura el crimen de la soledad.

6 comentarios:

Ruth dijo...

Muy hermoso.

Griselda García dijo...

me gustó

Reina dijo...

me gustó muy mucho. me dan ganas de más, como de todo lo bueno.

Molina dijo...

Este post me gustó. Otros no tanto. Soy un lector silencioso.

violeta dijo...

en particular me gustó "el crimen de la soledad". un crimen contra quién podrá ser? caerá dentro de los fueros del derecho civil?

oliverio coelho dijo...

Ah, qué sorpresa, gracias.

Así es Violeta. del desafuero divino se salva Ulises a través de la sirena.