miércoles, junio 14, 2006

Una terraza propia *

Si bien no existe "antología objetiva" o reunión de textos que no acuse minimamente la óptica del antologador, puede suceder que el recorte fluya durante la lectura con la unidad de una obra conceptual. Una terraza propia, la antología de nuevas narradoras argentinas, tiene la naturaleza de una obra conceptual en los apartados que reúnen a las autoras según afinidades lúdicas -Insanía, Entre sueños turbios, Desde otro lugar, Politik Pornoshop, Derivas-, pero lo femenino no aparece como soporte teórico ni como semblanza políticamente correcta de mujeres solas, abandonadas o divorciadas.

La antología, por el contrario, podría considerarse una suerte de exposición conjunta exquisitamente desalineada y colorida en la que cada voz representa un mundo situado más allá de los estereotipos femeninos; un mundo enclavado en ese horizonte de pura literatura anterior a los géneros, a las temáticas y a las edades. Los cuentos y las autoras son veintitrés, y sin embargo tienen algo en común. Más que narrar una historia amena en tres movimientos, los textos dejan entrever huellas y declives en escrituras heterogéneas que no remiten, justamente, a "historias de mujeres en busca de la felicidad".

En cada narración puede leerse la esencia ralentizada de una voz, y la antología como tal tiene el mérito agregado de presentar un panorama de nuevas narradoras sin someter la totalidad ni las partes a exigencias comerciales. Las escritoras conocidas se mezclan con las más jóvenes, y en un caso u otro prevalece la misma impresión: la etiqueta de literatura femenina, que es funcional al modelo de narradora latinoamericana que produce historias ágiles, indudablemente no se ajusta a estos cuentos. Basta leer a Mariana Enriquez, a Fernanda García Curten, a Selva Almada, a Moira Irigoyen, a Claudia Feld o a Samanta Schweblin, para comprobar que las anécdotas esconden, como en un doble fondo, una apreciación de mundos oscuros que borra las fronteras posibles entre la voz de un escritor y una escritora.

En el cuento de Enriquez una joven narra con melancolía la historia de un muchacho atípico que hace filmaciones raras por encargo y queda inmerso en una sensual historia de terror. Samanta Schweblin toma como excusa kafkiana la espera de un forastero en un paraje perdido para desplegar un precioso repertorio de crueldades oníricas. García Curten logra quizás el cuento más extraño de la serie y aborda el vínculo absurdo de un sirviente con el fantasma musical de su ama.

No faltan narradoras dotadas de un refinado humor, como Julia Coria, Ingrid Proietto o Paola Kauffman, y sobran relatos compactos que hacen foco en la descripción de climas: el de Beatriz Vignoli, Anna Kazumi Stahl, Marisa do Brito Barrote o Jimena Néspolo, todos llamativamente reunidas en el apartado Desde otro lugar. A su manera, todas las autoras hacen circular una versión íntima de la literatura, y esta antología es el registro en clave de esa intimidad memorable que dialoga con su época, a la intemperie.

Los inrockuptibles, junio de 2006.


* Antología de nuevas narradoras argentinas, Editorial Norma, 283 pgs., Selección y prólogo a cargo de Florencia Abbate.

5 comentarios:

KuruPicho dijo...

Oliverio, me gustò el cuento de la Enriquez en la anterior antologìa de Norma ("La joven guardia", creo se llamaba). No sólo me ganò por sus resonancias paraquarensis, sino porque me pareciò un buen cuento clásico, como los de antes.Y claro, con el tuyo, son los dos mejores del conjunto.

oliverio coelho dijo...

Cristino,qué tal...!!! A mi también me había gustado el de Enriquez, con su criollo gótico, en la JG. En esta antología también su cuento es de los mejores.VAle la pena. Abrazo

Desdichada dijo...

Después de leer tantos blogs, he decidido (esta vez sí) nacer en este mundo.

Rain en ZQ. dijo...

Hola. No sé si anteriormente estaba operativo un link que llevara a los cuentos, porque ahora no lo hay. Y es que el post convoca a leer estos cuentos. Encontarme con este espacio me invita a ser su lectora constante.

Y bien, creo que las narradoras no podrian abordar amablemente la realidad. Ahora rompen con ella. La rasgan escribiendo.

Un gran salute.

Rain en ZQ. dijo...

Ah, y porque la realidad/realidades nos desgarran...

Salutes.