Este monstruo, seguramente uno de los que nunca se detienen cuando a lo lejos nos ven correr con el corazón en la boca para alcanzar la parada a altas horas de la noche, molió a un ciego, aunque los resultados de la contienda aún no son tan claros. Al parecer la mentalidad del colectivero prototípico, al igual que la del taxista, no es pragmática, y el chofer detuvo en seco al ciego no porque desconfiara de su discapacidad, sino porque algo así como el carnet de ciego provisto por e l Estado no había sido renovado.
Un chófer así de sobreexitado entró hoy a la tarde al café de la vuelta de casa; en complicidad con el mozo rompió el hechizo del lugar e impuso en la T.V. el partido de San Lorenzo-Boca. Quienes miraban el desempeño artístico de Coria en Flushing Meadows -en realidad yo era el único en el lugar- tuvimos que emprender la retirada para corroborar desolados que en los demás bares de Boedo todo era fútbol.
3 comentarios:
a vos solo se te ocurre intentar mirar otra cosa en boedo cuando juega san lorenzo, oliverio.
oli: los colectiveros suelen ser cabrones pero no presenciamos la disputa....ylos ciegos son bastante aaprovechadores!! (ya lo sabe la literatura..)
paula / otra
sí, Paula, no fue buena idea, pero no había partido y pude ver a Nalbandian, perdiendo, como es su estilo, en cuartos de final.
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