viernes, abril 03, 2020

Notas cuarentena 3

Otro día

De golpe me pregunto si los crecientes casos de trastornos psicológicos durante la pandemia, se deberán menos al aislamiento obligatorio que a la suspensión del capitalismo. Para muchos es como si les hubieran corrido el piso.Esto no estaba en las reglas de juego. Se trabaja, se descansa, se trabaja, se consume , se descansa, se trabaja, se consume, , y si la plusvalía se vuelve ahorro, se vacaciona: esta es la propedéutica del capitalismo. Pero ante la cuarentena, que no obedece a ninguno de los ciclos, quedamos en un limbo, a la espera. Para sobrevivir sin piso, hay que tener una subjetividad asentada, que sirva de apoyo. Con la cuarentena todos los suplementos libidinales e imposturas quedan suspendidos y el sujeto cautivo está obligado a revisarse en el tedio de las horas. El encuentro con uno mismo puede ser tan mortífero como el encuentro con un virus. Pienso en el aislamiento social en ciudades como Tokio y Seúl. Recién, grabándome, me di cuenta de que lo más parecido a una cuarentena que viví fue mi experiencia en las residencias de escritores de Corea. Respecto al extranjero, en oriente hay una doble distancia. La social, que ellos tienen entre sí por naturaleza, y la cultural. Creo que por momentos sufrí aquella estadía como un aislamiento obligado, sin nada propio. Mis salidas tenían siempre la misma motivación: abastecimiento de víveres.
Me llegan de Buenos Aires noticias medianamente alentadoras. Ya no hay tanta policía hostigando a los transeúntes. Parecen más abocados ahora a un quehacer más redituable: inspeccionar vehículos, incautarlos, multar si no cumple con los requisitos de la libre circulación. Se intensifica mi preocupación. Que la policía se tome esta injerencia como un derecho ganado. 
Me pongo otra vez a pensar números, estadísticas. Me doy cuenta de que lo que no me cierra de la cuarentena en realidad proviene de lo que no cierra de la definición de pandemia. Me pregunto si con las gripes anteriores, con la cantidad de infectados (10% de la población anual se pesca algún tipo de virus gripal, es decir 600 millones) y con la cantidad de muertos (3% de ese 10%, es decir, 18 millones tienen complicaciones respiratorios) los peritos de la OMS no podrían haber generado una alarma mundial equivalente al del COVID19 y los diarios no podrían haber captado la atención de los lectores cronometrando la muerte en los distintos países al final del día . Desde hace tiempo, creo, los virus en la tierra son más mortíferos. Y este llego como el rey de los Virus. El Hiper Virus. Porque de alguna manera podría, él solo, si circula libremente, tener la expansión  que tienen todas los virus juntos.
Creo que el COVID19 llegó en un momento indicado para un mundo cansando de sí, histérico, que necesitaba otro tipo de guerra para reciclar el capitalismo. Y los peritos, junto a un cortejo de medios de comunicación en banca rota,  estaban ahí, en el momento justo, atentos al surgimiento de un nuevo tipo de virus feroz que, sin duda, puede exponenciar al infinito las víctimas que de por sí cada invierno trae a la Argentina.

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