martes, julio 26, 2005
Humo
Me levanto maltrecho. Algo ha sucedido. En mi boca levita el gramaje de un pequeño crimen doméstico. Después de una feliz velada junto amigos, después de haber presenciado a Mr. Brauer encarnando un animal mitológico bajo los crocantes focos de un humo negro, quedo solo y descubro su garganta sedada en un objeto. Estoy inmóvil en el cuarto de techos altos y pisos huecos. Es ella, recostada en la clepsidra mañosa de mi sueño. Despierto. Pierdo. El frío estría colmillos en las paredes blancas y miniaturiza restos de la madrugada. En la curva crepuscular de la lámpara relampaguea una mujer ahorcada. El presente de la voz ha entrado en el futuro ancho de un cuerpo.
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