sábado, enero 29, 2005

Miércoles de ceniza

Quevedo en la literatura, Goya en las artes plásticas (por citar dos antecedentes españoles), nos han familiarizado con las visiones barrocas que abundan en los cuentos de Piñera: mujeres que no pueden besarse porque antes se comieron los labios, hombres que se prestan a devorarse entre sí, en cadena, haciendo las veces de Acteón y los perros, o que no vacilan en saltarse los ojos para evitar la perniciosa seducción de una cara. A pesar de todo, los personajes de Piñera imponen su voluntad. Salen vencedores -a costa de sí mismos. De igual modo que reemplazan la falta de carne por una antropofagia sui generis, transforman sus pestilencias en el olor de las viandas que apetecen, o su ceguera en un jovial Miércoles de ceniza.
(José Bianco, fragmento del prólogo a El que vino a salvarme)

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