Desde hace dos años más o menos, planeo una narración breve que enfoque la relación de un padre y de un hijo a través del cine, basándome en mis experiencias y mis primeros recuerdos de cinéfilo. Cada vez que merodeo la sala Lugones, pienso que el proyecto se aplazará mientras cada domingo, como un asesino serial que sale en busca de una víctima nueva a la hora señalada, mantenga el rito: ese peregrinaje semanal no es más que una excusa para no escribir. El mundo está poblado de excusas para no escribir, pero para casi cualquier escritor –y particularmente para mí– el cine es una instancia de reposo, una (im) postura a través de la cual la prosa se airea. (Sigue en Bazar americano...)
martes, marzo 15, 2011
Pólvora y chumangos 3
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