¿Por qué, y cómo, la literatura holandesa casi no figura en la geografía literaria del lector argentino? Con la edición de Delicias turcas –libros del Zorzal– llega a Argentina el talento del polifacético escritor, pintor y escultor nacido en Oegstgeest en 1925, aunque para el caso es lo mismo: Jan Wolkers es un artista cabal que parece haber acompañado su deseo con absoluta convicción en cada disciplina. Lo suyo no es la narración erótica, sino una especie de realismo obsesivo en el cual las cabalgatas sexuales encienden un lenguaje que desafía, con sus relampagueos obscenos, todo el naturalismo amable de la erotología típica. “Se puso a dar vueltas con la concha alrededor de mi lengua. Al cabo me empujó para apartarme, pero se me quedó agarrado el mentón en el elástico de la bombacha, que estaba tirante entre sus muslos, lo que me permitió encajarle un último lengüetazo”. Wolkers no orbita sólo en torno al sexo; en realidad, improvisa una exploración alrededor de la pérdida y de la ganancia implícita en la repetición descontrolada del deseo, en la pasión amorosa y los sombríos lazos familiares que asechan toda relación. Lo hace con una mirada sarcástica que deforma todo, al punto de que el sexo parece un gran aro de fuego a través del cual el hombre, igual a un león amaestrado, pasa en cada página una y otra vez. Entre polvos y mujeres que van y vienen, distracciones, como el arte y la escritura, disciplinas que en Wolkers son idiomas materiales que destruyen cualquier idea apolínea, el libro desnuda las mezquindades de la pequeña burguesía y sitúa al narrador en esa especie de limbo que habitan los artistas malditos. Delicias turcas tiene el tempo de un libro de memorias, pero a la vez parece un volumen de relatos arracimados en torno a un hilo novelístico: Olga, una mujer inolvidable. Y pese a todo lo que aparente, en realidad este es simplemente un gran libro sobre un gran amor, un libro descarnado y, para dicha del lector argentino, inmejorablemente traducido por Diego Puls.
* Columna acerca de Delicias turcas, de Jan Wolkers, publicada en Inrockuptibles noviembre.
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